Gol Caracol
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Nada peor que escribir con la pasión ardiendo, sobretodo cuando se ha perdido. Por eso me gusta esperar hasta que el sol vuelva a salir, porque la realidad es esa con este deporte: al otro día, el sol siempre vuelve a salir. Y eso lo enseñan las canas, los años. Las derrotas duran lo que dura la salida del sol. Al otro día hay espacio para una reflexión más limpia. Y si eso pasa cuando un equipo pierde la Copa del Mundo ¿Cómo no va a pasar cuando un equipo tiene el chance de recomponer, remontar y se mantiene vivo? Leía ayer reacciones que iban desde el "que se vayan todos", "fuera Rueda", "no se salva ninguno"...¿Faltó ir ayer con antorchas a quemar la sede e imolar todo lo que se ha construido? En fin, respeto lo que digan, cada quien que maneje sus neuronas como le de la gana al son de sus calenturas o congelamientos. El clásico de ayer lo ganó muy bien el Medellín. Desde el minuto cero aplicó un torniquete de presión en todas las zonas, ahogó, ahogó y ahogó a Nacional. Eso se logra a punta de actitud, orden, mantener el equipo corto y un gran despliegue físico. Virtud toda del rival. Por cierto: ante Nacional los equipos también tienen virtudes. Esa san benito de creer que el equipo de uno es infalible ante todo es síntoma de idiotez. A nosotros también nos da gripa. El rojo lo hizo bien y el verde lo hizo mal. Por momentos Nacional tuvo destellos. Mal que bien, generó tres opciones claras de gol. Pero queda en la retina el fútbol de sometimiento del DIM liderado por un Marrugo que fue tres veces lo que no fue Macnelly y se tragó la cancha. Pero si de llenar la retina es el tema, si de lírica futbolística se trata, lo de Franco Armani fue una sinfónica de Mozart a la hora de mostrar lo que debe hacer un arquero en su trabajo. Sublime, artístico, eficiente...Se viste de símbolo bajo los tres palos verdolagas en los que se han parado las glorias llamadas: Navarro, Carrabs, Higuita, Calero, Ospina y Pezzuti. Ya si hablamos de lo que mostró el equipo, la cosa se centra en muy bajos niveles individuales. Un Macnelly Torres sin liderazgo, sin actitud y con el talento huyendo, un Mejía que ya no mete los huevos con los que la tribuna lo identifica y un Murillo errático al que le hacen un daño enorme anunciando su traspaso al Pachuca de México en esta instancia. Ahora bien ¿Esto ya se cerró? ¿Llamamos a los bomberos para que apaguen el incendio que ocasionamos en la sede? No señores, no hay que tener muchos años y dos dedos de frente para darnos cuenta que esto está más abierto que las partes nobles de una actriz porno. Nacional es un equipo serio, bien parado y que tiene con qué remontar. La lección de ayer queda aprendida: hay que salir a tragarse al rival, hay que mejorar un mil por ciento en la actitud, hay que jugar con mil gónadas, hay que imponer... Tengo la fe intacta, otro será el análisis si quedamos eliminados pero por ahora seguimos vivos. El domingo hay que convertir el Atanasio en una caldera llena de aliento, de apoyo, de paciencia para trabajar el resultado. Es hora de dejar ese vicio de hundir a Nacional sin piedad cada vez que la cosa está para arriba y complicada. Demostremos de verdad lo que es esta raza antioqueña: una raza que cuando la cuesta o la situación pone más obstáculos, más ganas se sacan para superarla. Con todo pues, a levantar esa cabeza hinchas verdolagas. Todo está por hacer ¡Vamos Nacional carajo! Seguir a @poterios
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En 1924, el mismo año en que El Tiempo decretó que el fútbol estaba destinado a “desaparecer de nuestra sociedad”[1], se disputaron en París los séptimos Juegos Olímpicos. Este evento, que en 1920 había pasado como mero dato por la prensa colombiana y en 1912 sólo fue registrado gráficamente por El Gráfico, resultó atractivo ese año para los colombianos porque por primera vez en la historia participaban dos delegaciones suramericanas: Argentina y Uruguay. Esto era importante para Colombia porque la caída de Marco Fidel Suárez en 1921, que trató de poner a Colombia en la línea de intereses de EE.UU. dándole todas las concesiones a las compañías de ese país en materia de petróleos y banano, había significado el despertar de un sentimiento antinorteamericano que se alentaba con el pago de la indemnización que Washington le daba al gobierno de Pedro Nel Ospina por la pérdida de Panamá, y el país entraba en la era del discurso de unión e identidad latinoamericana promovido por las primeras reuniones panamericanas y suramericanas de cancilleres, jefes de Estado, estudiantes, abogados y médicos. La de los 20 fue la década del panamericanismo como solución económica y política del continente a la división y crisis mundial que había generado la guerra. Por esto, cuando Uruguay ganó el oro olímpico en fútbol, quedando su selección campeona por encima de Francia, Inglaterra, Italia, España y demás participantes europeos, la prensa colombiana, y en general la suramericana, le dio primera página al titular “Uruguay campeón mundial de foot-ball”. La victoria uruguaya en los Olímpicos de París hizo despertar un espíritu deportivo que fue ampliamente analizado por los medios, reflejando claramente un discurso nacional en el deporte: “Coincide este despertar con la celebración de las grandes Olimpiadas en que los pueblos de la mayor parte del mundo se disputan el trofeo del vigor y la destreza (...). Colombia no ha participado aún en el torneo universal; su bandera no ha flotado con las ondulaciones del triunfo en el palenque cosmopolita como lo hicieron los pabellones del Uruguay y la Argentina. Ello se debe a que nuestro país asimila de manera tardía los sistemas implantados en los Estados de alta civilización”[2]. El problema de ser moderno se volvía a poner en el terreno de los deportes y se asumía la existencia de una delegación deportiva como motivo de orgullo y patriotismo, ya que el hecho de que un país suramericano le hubiese ganado a los inventores del juego en su especialidad y en su tierra causó estupor en Europa y un orgullo inusitado en Suramérica. Este triunfo no sólo generó que el fútbol “renaciera” en el país, pues todos los clubes volvieron a la práctica y el deporte obrero creció, sino que hizo que en 1926 se organizaran y jugaran los I Juegos Olímpicos Colombianos entre todas las instituciones de instrucción profesional y de segunda enseñanza de Bogotá. Si bien estos primeros Juegos Olímpicos no fueron colombianos sino bogotanos, pues fuera de las delegaciones de la capital sólo participó una de Cali (precisamente en fútbol), este evento representó el primer gran evento de balompié en el país, ya que, aunque hubo competiciones en carreras, maratón, salto, tenis, golf y boxeo, el que se robó el show y los titulares de prensa fue el fútbol, cuyo primer campeón fue el Club Cid, en el que jugaban estudiantes de la Facultad de Medicina con Enio Viola, inmigrante italiano que había jugado en 1921 con Juventus de Turín, equipo profesional de ese país. El renacer deportivo que vio Colombia con estos Juegos Olímpicos, antecedente inmediato de los actuales Juegos Nacionales, se unió al espíritu universitario y nacionalista y dio la oportunidad de renacer al fútbol de elite de los clubes, pero con una nueva condición: algunos buenos jugadores de origen humilde terminaron jugando en equipos de club simplemente por ser buenos y tener algún vínculo con un socio como ser empleados o ahijados: el fútbol empezaba a funcionar como nivelador social. El que se establecieran unas competencias serias, promovidas por el gobierno con fondos del Ministerio de Instrucción Pública y en fechas específicas, era un primer paso para ser un “Estado de alta civilización”. La ley 80 de 1925 dispuso que en cada departamento existiera una comisión de educación física y apareció la secretaría especializada en el tema en el Ministerio de Instrucción Pública. Pero el avance de ese nivel de “civilización” se empezó a dar en la práctica años después con el establecimiento de las federaciones deportivas departamentales por parte de los cientos de deportistas que buscaban competencia y entrenamiento, comenzando en ese mismo 1925 con la creación de la Federación de Fútbol de Antioquia y con el decreto presidencial de Pedro Nel Ospina que creaba los “I Juegos Nacionales de la República de Colombia”, los cuales debían disputarse en la ciudad de Cali en 1928. Esta edición, que oficialmente fue la primera de los actuales Juegos Nacionales, tuvo como evento central el fútbol a pesar de que estuvieron en disputa medallas para ajedrez, atletismo, baloncesto y tenis, aparte de las exhibiciones de béisbol y gimnasia. El cubrimiento de los diarios de la época refleja esto, pues el espacio concedido a estas otras actividades fue mínimo en comparación con el que se le dio al evento de fútbol que definiría el “primera gran campeón” nacional. Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cundinamarca, Huila, Magdalena, Norte de Santander, Santander, Tolima y Valle fueron los departamentos que participaron en estos Juegos, pero no todos enviaron equipo de fútbol. Sin embargo, en las justas de Cali estuvieron los mejores clubes de varias regiones del país o las selecciones de los mejores jugadores de esos clubes, como la de Cundinamarca conformada por integrantes de Técnico y Medicina de Bogotá, o la de Antioquia con la reunión del Independiente Medellín y el Universitario, o la de Magdalena con el Liceo Celedón, el Club Mamatoco y el Club Boyacá. También hubo selecciones de Buenaventura, Cali (dos), Ibagué, Neiva y Cúcuta. A estos equipos se sumaron clubes con gran tradición en sus respectivas ciudades como el Universitario de Manizales, Junior de Barranquilla y Santa Librada de Cali con lo que doce equipos empezaron la disputa del título el 20 de diciembre de 1928 en el recién inaugurado estadio Galilea, que con una capacidad para 8.000 espectadores fue el primer gran escenario del fútbol en el país[3]. La gran final de este primer campeonato nacional enfrentó a los favoritos: Bogotá, Junior, Magdalena y el llamado Cali A, y el gran campeón fue el equipo samario tras vencer al de Barranquilla por 2 a 0. “De inmediato el gobernador del Valle, Carlos Holguín Lloreda, los invitó [a los campeones] al Club Unión, en la Plaza Cayzedo (sic), para brindarles un agasajo que se extendió hasta la media noche. Al otro día, los jugadores fueron llevados a la Hacienda El Paraíso, escenario de la novela La María, de Jorge Isaacas, uno de los clásicos de la literatura de amor de la historia colombiana, en donde les fueron entregados los trofeos merecidos por su hazaña”[4]. Así era el fútbol en esa época. Sin embargo, el fútbol también comenzaba a ser algo más que el entretenimiento de algunos y su valor simbólico se empezaba a hacer presente en las distintas ciudades. Tanto así que la selección de Magdalena se fue de Santa Marta rumbo a Cali pocos días después de la denominada 'masacre de las bananeras' -ocurrida el 6 de diciembre de 1928 en la vecina población de Ciénaga, cuando las Fuerzas Armadas presentes en la zona para impedir una huelga de los trabajadores de las bananeras abrieron fuego contra los manifestantes, causando un número aún indeterminado de muertes y dejando una mancha imborrable en la historia nacional. Era presidente Miguel Abadía Méndez-, y cuando regresó a la ciudad como primer campeón nacional y el equipo fue recibido con honores por las autoridades locales el 6 de febrero de 1929, “en presencia del general Carlos Cortes Vargas, jefe civil y militar, del capitán Luis F. Enciso y del alcalde de Ciénaga, mayor Aurelio Linero, los futbolistas samarios solicitaron como un homenaje a su brillante gesta de Cali que se concediera la libertad a un grupo de huelguistas que se encontraban detenidos en la cárcel de Ciénaga. En medio de la euforia y emoción, la petición fue atendida y así obtuvieron su libertad algunos miembros del sindicato de la Sociedad Unión”[5]. El fútbol, por pirmera vez en la historia del país, había cumplido una labor de peso político que se repetiría cada tanto, incluso con abusos descarados de los poderosos. No era 1930, no teníamos ni siquiera fútbol profesional o campeonato, y ya la pelota nos mostraba que todo lo podía... Con ese tipo de hechos y gestas, con esas identificaciones que fue generando el fútbol en cada ciudad, el balompié se volvió la actividad física preponderante entre la afición colombiana y se convertiría en el rey de los deportes del país después de que en 1930 Uruguay y Argentina le pasaron por encima a los europeos de nuevo disputando la primera final de un Campeonato Mundial de Fútbol, justo tras haber ganado el oro y la plata olímpica, respectivamente, en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928. Uruguay, bicampeón olímpico, fue el primer campeón mundial mientras Argentina terminó segunda. La prensa, que ya tenía secciones y publicaciones especializadas en deportes, abandonando estos definitivamente las páginas 'sociales', exigía la creación de la federación colombiana de fútbol y la afiliación a la FIFA para poder participar en el torneo suramericano de selecciones nacionales que desde 1916 se disputaba con el nombre de Copa América, e incluso jugar un Mundial contra los todopoderosos uruguayos y argentinos. Por supuesto, como ya sabemos, eso se demoró un poco... Por: Alejandro Pino Calad / Twitter: @PinoCalad Otras historias olvidadas de fútbol y política: Cuando el Junior fue la Selección Colombia Recuerdos de Nacional La historia secreta de Di Stéfano en Colombia Cuando nos pusieron fútbol para no ver arder el Palacio de Justicia Santa Fe: el primer campeón Fútbol, Nazis y Colombia
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El tribunal de arbitramento de la Cámara de Comercio de Bogotá acaba de ordenarle a la Dimayor pagarle cerca de $23.000 millones a Claro y UNE por haberle quitado los derechos de transmisión del campeonato colombiano que estas dos empresas de cable tuvieron hasta junio de 2012, lo que representa un golpe tremendo para las finanzas de la asociación de clubes del fútbol profesional colombiano y a la imagen de su hasta hace poco presidente Ramón Jesurún, hoy nuevo presidente de la Federación Colombiana de Fútbol gracias al "FIFAgate" que llevó a la renuncia de Luis Bedoya. Hagamos memoria: antes de que existiera WIN, el famoso canal "que todos queremos" y que transmite cada jornada la totalidad de partidos de la Liga y al menos uno de la segunda división, el FPC era transmitido desde 2004 por dos cableoperadores, los dos más grandes del país en cuanto a número de suscriptores: Claro (entonces llamado Telmex) y UNE. El director general de estas transmisiones era Mauricio Correa, hoy cabeza de WIN, quien le llevó el negocio a DirecTV cambiando el modelo con el montaje de un canal exclusivo. La empresa de TV satelital anunció en junio del 2011 que desde el siguiente año transmitiría el fútbol profesional colombiano y que en su señal se podrían ver TODOS los partidos de la fecha, y a partir de ese momento comenzó una batalla llegal y un tire y afloje que tuvo hoy su final. Eso de transmitir todos los partidos de cada fecha fue el argumento con el que la Dimayor decidió no renovar su contrato con Claro y UNE (a pesar de una cláusula de preferencia), pues el alegato de la dirigencia del fútbol, encabezada por Jesurún, era que no se estaban dando todos los partidos y que por tanto la oferta de DirecTV era mejor para los aficionados. Ahora bien, el tribunal de arbitramento de la Cámara de Comercio de Bogotá acaba de decidir que ese diferencial fue prefabricado por Dimayor, que en últimas es la que programaba partidos simultáneos para impedir que Claro y UNE pudieran dar todos los juegos de la fecha, con lo que el argumento para no renovar el contrato de los derechos de TV de Claro y UNE no es válido. Mejor dicho, en colombiano, que Dimayor debe responderle a Claro y UNE por casi $23.000 millones ya que los derechos de TV les fueron despojados irreglamentariamente. Uno de los argumentos básicos de los abogados de Claro y UNE está en la presencia de Mauricio Correa como cabeza de las transmisiones del FPC con ellos y luego como cabeza de WIN, y tiene toda la lógica del mundo, es decir: ¿cómo es que un día administras a un lado y al otro día administras en la competencia que te perjudicó? Pero bueno, no entremos en detalles... Lo irónico es que DirecTV montó junto a RCN el canal WIN Sports en 2012 y sólo hasta este año éste llegó a la parrilla de Claro y UNE en un negocio multimillonario del que, sin embargo, sólo el 23% le llega a los equipos de fútbol pues el resto se va en gastos operativos y de producción (es decir, en mantener el canal). Lo que se viene es un nuevo pleito legal y más plata pues esta indemnización es sólo por una cláusula que se violó... qué lindo el chicharrón que le heredó Jesurún a su sucesor Perdomo. Eso es lo que yo llamo una "Dimayorada" En Twitter: @pinocalad
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Como buenos colombianos, vivimos aferrados a esos momentos de éxtasis y gloria, momentáneos claro está, que nos dieron un aliciente necesario para festejar, llorar pero no de tristeza y dolor, como nos acostumbró un país en el que las pasiones nos ganan y de vez en cuando, quizás más de lo habitual, sacan lo peor que hay en nuestro interior. Y efectivamente, esto es una simple opinión de un hincha americano, o mejor, un Escarlata que se cansó de esperar el regreso de ese rojo vivo y apasionado conocido como "La Mecha", en sus mejores épocas cuando hacía vibrar más allá del Pascual, a todo un país. La Caldera poco a poco ha perdido su miedo, ese temor que se sentía al momento de colocar un pie en ese templo del fútbol que alberga la Sucursal, lo digo como hincha, porque tuve miedo y una sensación indescriptible cuando las tribunas del Pascual reventaban al ver salir los ‘Diablos rojos’; era literal: “UNA CALDERA”. No quiero imaginarme si así lo sentíamos quienes alentábamos con coros, bengalas, gritos y la pasión de todo un estadio que a mi parecer, estuvo a punto de caerse más de una vez, los entiendo, claro que entiendo a los rivales que pisaban esa gramilla… ¡QUÉ PANTALONES! Esa caldera quemaba al que fuera, no tenía compasión con ninguno, y quien se atrevía a desafiarla, corría el riesgo de ser aplastado por una banda de jugadores que respiraba fútbol, amor y pasión por ese color que llevaban puesto, si no me cree, recuerde ese legendario 4-1 frente a River Plate en Cuartos de Copa Libertadores del 2003, Cali quemaba en sus calles más de lo habitual, todo era fiesta, una Avenida Sexta paralizada y un rojo que contagió a toda la ciudad, a decir verdad, pensé que ese día el estadio se vendría al piso. Lo sé, han pasado muchos años y pareciera que la ‘Maldición del Garabato’ volviera a rondar por los pasillos de mi equipo, me resisto a creer, soy supersticioso a esos temas, pero si algo extraño, es la gallardía, pasión y compromiso de quien se ponía esa camiseta roja, ese diablo en el escudo que quisieron quitarlo de nuestro uniforme pero que jamás lo pudieron lograr. Me resisto a creer que la pólvora se la llevaron aquel Luis Barbat, Foad Maziri, Julián Vásquez, David Ferreira, Gerson, el ‘Tigre’ Castillo, ‘Palmira’ en fin… ¡Qué buenas épocas! Hasta el mismo De la Pava que un día se fue para nunca más volver, a tal punto que el ‘Pipa’ de Ávila después de 12 años sin marcar, una leyenda que sintió la camiseta y le enseñó a los más inocentes jugadores que en esta institución no se juega por jugar, por un sueldo o por moda, les enseñó que esto es por amor y compromiso con esa gente que desde la tribuna, vivimos y sentimos cada minuto que los diablos rojos nos ponen a ver el infierno cuando no se baila y se juega al buen fútbol en la cancha. Dije al principio de este texto que no pretendía arraigarme al pasado de lo que fue el segundo mejor equipo del mundo, lo siento, la emotividad me gana y debo plasmar mi tristeza y dolor que hoy me agobian como hincha americano que soy, pero debo mostrar mi rechazo absoluto y contundente frente a lo que es evidente, una burla a los seguidores de un club que esperan ansiosos ver jugar a su equipo cada fecha y que sin importar a dónde vaya, lo sigue alentando. Señor Sangiovanni, como usted mismo lo dice, desde sus siete años lleva este equipo marcado en su corazón, entonces lo invito a que lo viva no desde su oficina junto a los otros 64 socios de la Sociedad América de Cali S.A., al son de unos Whisky´s y disfrutando seguramente de una buena salsa como caleño que es, y haciendo cálculos sobre cómo llenar la tribuna cada ocho días así sea colocando la boleta a dos mil pesos como en algunos casos se ha dado, ¡NO!. De esa manera no se maneja el timón de un barco en el que van a bordo tantos escarlatas. Como hincha me cansé, me cansé de las burlas y de este panorama que parece no mejorar, me hace falta entonar a todo pulmón ese ‘Himno de Fe y Alegría’ que tanto coreaba, hace rato, mucho rato que no puedo gritar: “América y Cali a ganar, aquí no se puede empatar…” Me dirijo a usted señor Oreste, porque estoy agotado de esa ‘reorganización económica’ de la que pareciera, nunca vamos a salir, me resisto a pensar que debo agradecerle por haber salido de la oscura Lista Clinton y por ende, aguantarme hasta el 2018 para poder correr de ese hueco en el que se encuentra mi equipo, porque una buena dirección se lleva tomando las mejores decisiones pensando en todos los que hacemos parte de esta familia Escarlata, no de unos cuantos que se resisten ver a la ‘Mecha’ de nuevo en primera categoría, a propósito, de donde nunca debimos salir… Ya estuvo bueno, tres años en esta situación ya es suficiente, de verdad, que vergüenza de equipo tenemos, no se necesitan millones de dólares para armar un plantel competitivo y con jugadores que sientan la camiseta y que por lo menos, sean conscientes de lo que significa portar el uniforme del gran América de Cali. JAMÁS dejaré de ser Escarlata, por más crítico que pinte el panorama, siempre acompañaré a mi equipo pero la hinchada se está cansando, exijo respeto por esta familia y por lo que representa el club que tantas alegrías nos ha dado. Me despido respetuosamente. Atentamente: Un Escarlata indignado. Por: Sebastián Ordóñez Trochez // Twitter: @Trochez92
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Hasta aquí se han enfrentado en 36 partidos estas dos selecciones, el saldo presenta: 10 victorias cafeteras, 14 australes y 12 igualdades, los nuestros marcaron 52 goles mientras que los chilenos celebraron 67 dianas. Sin embargo el historial eliminatorio favorece mínimamente a los colombianos, quienes en 12 encuentros han ganado 5, los chilenos triunfaron en 4 e igualaron en 3 cotejos, 22 goles facturados por Colombia y 26 por los chilenos. La primera victoria de Colombia ante Chile sucedió en el sexto duelo entre estas selecciones, la fecha, la misma que conmemoraba en ese entonces los 146 años de la batalla de Boyacá, un 7 de agosto de 1965 en el estadio Romelio Martínez de Barranquilla y en partido válido para la ronda previa del mundial de Inglaterra 1966, Colombia se impuso por primera ocasión ante los chilenos, ese día Antonio Rada con un doblete fue elegido la figura de ese partido. Entre partidos amistosos, Copa América, Juegos Sudamericanos y Eliminatorias al mundial, han jugado en Santiago (capital de Chile) un total de 15 duelos, el balance que dejan esos encuentros son 7 victorias locales, 3 visitantes y 5 igualdades. Sin embargo la selección nacional sólo ha perdido uno de los últimos 6 partidos jugados en Chile ante el país de la estrella solitaria (0-4 en 2008). Técnicos colombianos Tres técnicos han ganado con la selección nacional en Chile, el primero fue Luis Augusto García (0-1 en el año 2000 en partido válido para la ronda previa al campeonato del mundo de Corea-Japón), seguido de Reinaldo Rueda (1-2 en 2006 en partido amistoso) y el más recordado el 1-3 del 2012 al mando de José Pekerman, quien buscará ser el primer técnico en sumar dos victorias en un territorio que hasta el último siglo había sido hostil para la selección cafetera. En este nuevo encuentro “Don José” podría pasar a convertirse en solitario en el segundo técnico al mando de la selección Colombia con más triunfos en toda la historia, hoy comparte esa posición junto a Hernán Darío Gómez, quienes con 27 custodian el primer lugar de Francisco Maturana que logró 50 triunfos en sus pasos por la amarilla. El rival: Sumando todas las competencias la selección chilena cosecha 10 partidos en línea sin perder en casa (8 victorias y 2 empates), la última caída en su feudo fue casualmente en el mes de noviembre de 2014 cuando sucumbió 1-2 ante Uruguay en partido amistoso. En los que respecta a duelos eliminatorios Chile suma 5 partidos en línea con triunfos en casa y sólo perdió en 2 de los últimos 15 partidos jugados allí (1-3 vs Colombia y 1-2 vs Argentina). Por si fuera poco la selección austral, reconocida por su amplio poder ofensivo, ha marcado gol en sus últimos 12 duelos eliminatorios jugados en casa, de hecho la última vez que Chile no marcó algún gol jugando en por eliminatoria fue en 2009 cuando igualó sin tantos ante Uruguay en la fecha 12 de las eliminatorias al campeonato del mundo de Sudáfrica 2010. Por: Javier Atencia Escudero // Twitter: @jatenciasports
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(Tomado del portal deportivo FUTBOLRED en Noviembre 09 de 2015: http://www.futbolred.com/liga-aguila/enrique-camacho-hablo-de-la-eliminacion-de-millonarios+16425185) -o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o- Pregunta FUTBOLRED: " ¿Habrá revolcón de nómina? Responde Enrique Camacho: "Desde que llegó Israel definimos que teníamos que diseñar un nuevo equipo. Él dijo que para que ese desarrollo se llevara a cabo tenía que hacer un análisis de la plantilla, en los diez partidos que quedaban. Hemos trabajado en el rediseño del equipo, para ser altamente competitivos y llegar a las finales. No exigimos ganarlas, pero sí llegar a ellas". (El resaltado y subrayado es del autor de este blog) Es decir, para quien dirige el barco llamado Millonarios FC, quedar 2o, 3o, 4o, 6o, 80, resulta aceptable porque se entra a las finales y se cumple con la exigencia. Pero ganarlas parece que no es tan importante, es decir NO GANAR TÍTULOS es normal. Nos sangran los oídos a los hinchas. Esto es apenas una muestra (más) del poco interés y baja prioridad que el actual dueño Gustavo Serpa, su junta directiva y su presidente que imprimen a su papel en Millonarios FC. Quiero pensar que lo que quiso decir Camacho es que no se puede garantizar 100% la obtención de un título porque no se sabe qué puede pasar en el futuro. Pero no. Leo y releo su declaración y ahora me sangran los ojos. No se entiende que esta junta directiva tan ilustre y tan divinamente, cuyos miembros pasan de agache en esto porque nos enfocamos generalmente con Serpa y Camacho, admitan que el equipo (o "La Empresa" como le dicen) sea manejado por alguien con tan poco concepto de la prioridad deportiva y el contexto que representa la hinchada más numerosa y gloriosa en Colombia. Y si no lo admiten, lo disimulan muy bien porque Camacho sigue dando cada declaración contraproducente con la necesidad de tener a Millonarios en lo más alto de la liga de fútbol colombiano, Copa Libertadores y Copa Suramericana. Con toda seguridad en sus empresas no admitirían a un gerente con esos resultados productivos (en este caso deportivos) y administrativos tan pobres. De qué nos sirve que esta junta directiva conformada por diez (10) personas pensantes y ejecutivas no logre entender que el norte deportivo de Millonarios FC debe ser la gestión que determina los resultados económicos, comerciales, de posicionamiento y valoración de marca. Y no al revés. Todos los hinchas azules debemos tener perfectamente claro quiénes son las personas que sentadas en la junta directiva que hacen absolutamente poco por nuestro equipo a la luz de los resultados desde Marzo de 2014, que resulta evidente su inoperancia y criterio, que si bien les puede gustar el fútbol y administran con éxito sus empresas, no saben de planeación deportiva exitosa para nuestro amado Millonarios FC. NO SABEN. El siguiente es el cuadro de honor que no objeta a Serpa (porque no pueden decirle que no al dueño) y a Camacho (que parece que no le ayudan a tomar decisiones inteligentes, no le hablan, no le sugieren, ¿o será que sí van a las juntas?). Ellos deben ser recordados por presumir mucho, tener una vida social divinamente, y no gestionar un solo logro deportivo ni administrativo. Pues es así como estamos desguarnecidos ante un invierno tremendamente duro con los clásicos rivales ad-portas de celebrar títulos (que todos los dioses del universo nos protejan en este final de 2015). El año 2016 será otro más sin participar en torneos internacionales, de ser un equipo del montón en el continente. Y eso, además de Serpa y Camacho, también es culpa directa de estas personas. Qué maldita pesadilla que atravesamos con esta gente tan "regia" y tan "Anapoima".
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El 1 de noviembre de 1985 se selló la eliminación de Colombia del Mundial del que debía haber sido anfitriona a manos de Paraguay. La selección de Ochoa tenía que ganar por 3-0 y sólo le alcanzó para el 2-1. Fue el inicio de los peores quince días de la historia reciente del país, que incluyen la Tragedia de Armero y el Holocausto del Palacio de Justicia, y que tuvieron uno de los mayores ejemplos del uso y abuso del fútbol por parte del poder en Colombia. Esta es la historia. Después de la eliminación del Mundial, el miércoles 6 se volvía a la normalidad del campeonato local que iniciaba ese día sus finales con América, Millos, Nacional, Junior, Medellín, Cali, Unión y Bucaramanga. En la mañana todo transcurría normalmente en el Palacio de Justicia, ubicado en la Plaza de Bolívar de Bogotá, pero de pronto, a las 11:40 de la mañana, unos disparos en el edificio presagiaron que algo malo estaba pasando. El M-19 tenía la necesidad de recuperar espacio político ante el acorralamiento del ejército y el fracaso del proceso de paz. El plan, bastante utópico, era tomarse militarmente el Palacio de Justicia, sede de la Corte Suprema y del Consejo de Estado, y realizarle un juicio popular al fracasado proceso de paz y al presidente Belisario Betancur, teniendo como testigos a los magistrados y consejeros de Estado. El movimiento guerrillero, bastante dado a las acciones espectaculares y publicitarias, veía en este acto la posibilidad de lograr la revolución y ganarse el total afecto de la opinión pública. Pero las cosas no salieron como lo esperaban. El ejército y la policía rodearon el edificio y en pocos minutos empezaron los intercambios de disparos con los nichos de ametralladoras que los guerrilleros habían ubicado en las entradas. Muchos magistrados y consejeros de estado, así como simples empleados y particulares, quedaron como rehenes del grupo guerrillero. El gobierno decidió no ceder ante las peticiones del M-19, y el ejército asumió que debía restablecer el orden a como diera lugar a pesar de las múltiples llamadas telefónicas del presidente de la Corte, Alfonso Reyes Echandía, que desde su posición como rehén suplicaba al presidente para que los militares cesaran en su intento de recuperar el Palacio. Ante la gravedad de la situación, que incluía la presencia de tanques y varias muertes por balas perdidas en las zonas aledañas al Palacio, el gobierno, en nombre de la Ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín, le pidió a noticieros y emisoras que se abstuvieran de transmitir informaciones en directo, comunicados o entrevistas, para facilitar los operativos del ejército. Los medios desatendieron esta petición y, al llegar la tarde, toda Colombia dejó de interesarse en el Reinado Nacional de Belleza y en los puntos a favor y en contra de María Mónica Urbina y Ana Bolena Meza, para enterarse de que un tanque Cascabel volaba la frase de Francisco de Paula Santander que se encontraba sobre la puerta del Palacio: “Colombianos: las armas os han dado independencia, las leyes os darán libertad”. Y ahí llegó el fútbol como herramienta tristemente utilizada... A las 8:30 de la noche empezaba el octogonal final del fútbol colombiano. Casi a esa hora empezaron los disparos de rockets que buscaban minar el poder de las ametralladoras guerrilleras y viendo que los medios no apoyaban al gobierno en su labor de mantener la calma, la Ministra de Comunicaciones hizo lo suyo. De pronto, cuando debía empezar el concurso Guerra de estrellas con Saúl García y al que seguía el Noticiero TV Hoy, que todos querían ver para saber lo que comentaba el entonces joven periodista Andrés Pastrana sobre los hechos y qué imágenes se tenían, ni Saúl ni Andrés salieron al aire. Por el contrario, y cuando no estaba programado, Inravisión empezó a transmitir el partido entre Millonarios y Unión Magdalena que se desarrollaba en El Campín. Hace unos años, tras conocerse el informe de la Comisión de la Verdad sobre los hechos de ese 6 de noviembre en los que se señalaba la censura ejercida por Sanín, ella argumentó: “Es muy fácil ser general después de la guerra. Yo no censuré, simplemente cumplí con mi deber, mi responsabilidad era impedir que se tomaran el centro de Bogotá como el 9 de abril de 1948 y mi responsabilidad fue cumplir con la ley. Pedí responsabilidad a los periodistas y ellos reconocieron en muchos tonos que muchos transmitieron la toma como un partido de fútbol”. Y partido fue lo que tuvimos. A las 9 de la noche, cuando el incendio producido por el enfrentamiento consumía todo el frente del Palacio de Justicia, todo Colombia se enteró de que Iguarán metía gol para Millonarios, pues el partido también fue transmitido por la radio. El resultado de esa terrible noche fue de 98 muertos, entre ellos 11 magistrados, cientos de torturados, once desaparecidos, la imagen del presidente deteriorada y del M-19 destruida, todos los expedientes de Los Extraditables quemados en el incendio, y Millonarios 2 - Unión Magdalena 0. Hace 30 años ocurrió esa tragedia y el fútbol sigue siendo utilizado de cuando en vez para distraer al pueblo colombiano cuando cosas trascendentales ocurren; desde la Copa América de Pastrana que hizo que se le bajara el volumen al fracaso de los Diálogos de Paz del 2001, al discurso por el Mundial Colombia 2014 de Uribe mientras el Congreso aprobaba fraudulentamente su reeleción... ¡Bienvenidos a Colombia, el país en donde el fútbol todo lo puede! En Twitter: @PinoCalad
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No de la mejor manera, pero se cumplió, se ganó, y nuevamente con más corazón que otra cosa. América sumó 56 puntos en el todos contra todos y enfrentará en los cuadrangulares finales a Bucaramanga, Real Cartagena y Universitario de Popayán. Me deja sorprendido, sobremanera, que América con la llegada de Alberto Suárez se volvió un equipo con “cojones”, un equipo que ante los resultados adversos, en varias ocasiones, demostró que puede remontar; sin desplegar su mejor fútbol pero que por coraje puede ganar partidos. En la última fecha del torneo regular, la ‘mecha’ enfrentó a Real Cartagena, rival de cuadrangulares finales, quien demostró a qué va jugar en esa instancia; a defender el cero y que de la forma menos ortodoxa te vacuna. Así pasó este lunes festivo. Pero, más allá de eso, el diablo demostró carácter y le dio la vuelta al marcador, pese a que el autor del gol de la victoria haya arrojado nuestra gran camiseta, como si se tratara del momento previo a intimar con su novia. Ok, caso aparte. De este partido rescato principalmente el buen trabajo de David Cortés Armero; no para ser titular pero sí como una interesante variante. Y también lo de Layneker Zafra, el venezolano que de a pocos ha demostrado que tiene el fútbol suficiente para marcar diferencia. Ya, alejándonos de lo sucedido contra los ‘heroicos’, América tendrá que enfrentar un complicado grupo en las finales, para lograr el objetivo que todos queremos, ascender. A continuación un resumen de cada uno de los equipos que quieren ser nuestros verdugos, pero no podrán, ¡que así sea! En la primera y en la última fecha, los ‘escarlatas’ enfrentarán a Universitario de Popayán, equipo que este año nos cogió de hijos. El 14 de marzo en Buga empatamos 1-1, ese día Jeison Stiven Lucumí hizo el único tanto americano. El domingo 9 de agosto nos derrotaron 2-0 en ese delicioso horario de Popayán, 11:30. Esperando que para ese partido ya estemos ascendidos; recuerden estas palabras. La segunda y quinta jornada será contra Real Cartagena, onceno al cual este año siempre le ganamos. El primero de junio 3-0, como local en Techo y con una noche de ensueño para ‘El Tecla’. Y lo que sucedió este 2 de noviembre; intentarán vengarse de las derrotas, ojo. Nuestro rival a vencer será un tal Bucaramanga, el líder de líderes, el de los 71 puntos. ¡Eh! Aquí solo inflamos al rojo… Pero bueno, con esos señores empatamos 2-2 en Techo el 4 de mayo (el único aire en la camiseta para Velasco). Ya el 28 de septiembre la terrible derrota 4-1 donde en el primer tiempo les demostramos que los podemos derrotar. Todo este recuento para afirmar mi posición de que “Se vale soñar”. ¿Por qué? Solo porque el señor Suárez tiene el 80% de rendimiento y eso hace ver que es trabajador y, que no es como el par de zánganos que lo contrataron (sí, ya saben quiénes son) que al ver, que como para 2016 se les acababa el ‘negocito’ se pusieron las pilas y trajeron a alguien que con argumentos dice que sí quiere a América en la A. Postdata: 1. Yo era de los que NO creía en un posible ascenso para este año. Pero, hincha americano usted más que nadie sabe que la pasión por este color no tiene objetividad ni raciocinio, esto es un amor, un amor de esos que nunca vas a olvidar. 2. Señores de prensa de América, fuera de favoritear esta columna; también muéstrensela a Oreste y a Osberth. Como para saber qué dicen. Y que si quieren se comuniquen conmigo para saber si me hacen retractarme de lo que pienso de ellos. Saludos, hermanos americanos. Pueden comentarme, seguirme, echarme la madre, etc. A través de: @Campepaez. Camilo Perdomo Páez / Twitter: @Campepaez
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Gol Caracol
Señor Gustavo Serpa: Ole mijo, qué más? Hombre no sabe lo mucho que los hemos pensado acá en Bogotá. Yo se la jartera que le da pensar en vainas que no sean el golf, el oro de los páramos, la revista Jet-Set y el whisky. Pero le aseguro que si usted llama al contador de la empresa que usted representa, le dirá que tienen el control de Millonarios F.C. Ya se acordó? Bueno, déjeme le pongo al tanto de lo que usted ha hecho. Tómese un lamparazo mientras tanto. Lo primero es que sumercé no sabe qué hacer con el equipo. Un día quiere un proceso con la cantera, al otro día compra un geriátrico y al otro día va compra a una liquidación de jugadores mediocres. Y esas vainas lo ponen a perder plata y a nosotros los hinchas a recordar con tristeza el momento de su llegada a Millonarios. Pero mijo tranquilo. Lo que sí sabe hacer, tan bien que parece que hubiera premio de por medio, es hacer un equipo en enero para acabarlo en Julio. Hombre yo espero que con sus amigos sea mejor que con los técnicos de fútbol. A Lillo le hizo la guerra desde que llegó. Está bien que el señor Portolez vivía de cachete, comiendo empanadas y regañando a todo el mundo sin producir. Pero hombre, no reforzarlo para sacarlo? Y pues con Lunari, que no es una lumbrera como técnico, hizo la misma vaina. Será que si en el Campin encuentran oro, sumercé le va a poner seriedad a esto? Sigamos. Yo sé que ahora hay vainas rarísimas en dirección de una empresa. Pero poner un florero como presidente? No hombre, esto si da piedra. Un florero que habla da para un circo o de pronto para el Congreso. Pero es que aquí las figuras decorativas no caben. Ya con Luis Mosquera tenemos suficiente. Y este señor Camacho, que seguramente es una muy buena persona, pues de futbol sabe nada. Así como usted de Millonarios. No tienen ni idea de lo que están administrando. Y usted que es un pisco que se rodea de gente de la “jai clas”, no le da pena mandar a periodistas a decir las vainas?. Espero que el niño Dios le traiga los huevitos que se le perdieron a Uribe. Tal vez no desayunar bien, le deja sin ganas de decir las cosas de frente. Porque las decisiones de fondo parece que las tomara El Espectador. Los hinchas de Millonarios y la gente que trabaja con usted merecen respeto. Sacar jugadores y técnicos por columnas de periódico deja mucho que decir de usted y de lo que quiere con Millonarios. Lo mejor para todos sería que llamara a sus jefes. Los invita a Karibana, ahí en el hoyo 18, y les dice que mejor vender el equipo. Me imagino la pereza que le tiene a esto. Un equipo de fútbol, jugadores sindicalistas, los hinchas molestando y usted no está para esto. Su destino, y pido a Dios que sea así, es un ministerio o una consultoría de esas en Gran Bretaña. Deje que otros se dediquen a trabajar por la institución deportiva más importante del país. Gente que sí tenga un proyecto serio y sentido de pertenencia con Millonarios. Que sepa de fútbol y tenga las agallas de jugársela con todo por los hinchas. Mire que en Escocia sobra el whisky y las canchas de golf. Lo dejo mijo, hay que trabajar. Verbo que usted nunca ha conjugado en presente desde que llego a Millonarios. Saludos a Norbey. MINUTO FINAL: Hasta que Gustavo Serpa y el grupo Amber no vendan a Millonarios, el futuro será incierto y peligroso. Como siempre nosotros los hinchas seguiremos fieles a tu lado, pase lo que pase. Te amamos Millonarios. MAURICIO GORDILLO @MAUGOR
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Gol Caracol
No es una revelación que el fútbol es un negocio, siempre lo ha sido y eso no va a cambiar; pero… ¿por qué no disimular un poco por el bien del espectáculo? Como diría mi vieja: para la muestra un botón, y ese botón se llama Torneo Águila: un equipo grande y otros no tan grandes, pero de tradición, hace varios años son inquilinos de un campeonato que puede dejarles dinero a sus dirigentes, pero que llena de vergüenza y dolor a sus hinchas. Si no que lo digan los fanáticos de un club con tanta historia como el América de Cali, que vienen pidiendo respeto y como mínimo volver a ver a su equipo en primera, pero se han encontrado con una realidad muy distinta en los últimos años. El Torneo Águila o torneo de ascenso se encuentra en su recta final, el próximo fin de semana conoceremos los ocho clasificados y después sabremos cuáles serán los dos equipos que asomarán sus cabezas en la “élite” del fútbol de Colombia -el resto se quedará de nuevo un año más viviendo ese suplicio- que para colmo hace ya varios años no logra un título a nivel internacional, cosa que no habla muy bien de nuestro fútbol profesional y pone en evidencia lo enfermo que está. Y sí, la Selección fue quinta en la última Copa del Mundo, pero aceptémoslo, en torneos continentales no pasa nada con nuestros equipos hace un buen rato. Pero bueno, regresando al meollo del asunto, ¿cuál es el propósito primario del fútbol? ¿No es acaso entretener? ¿No es acaso ganar fieles? ¿No es acaso conquistar a la gente con un buen espectáculo para que vaya a alentar once jugadores en un terreno de juego? ¿No es acaso lograr que el padre herede a sus descendientes el amor por una camiseta? ¿No es acaso luchar por levantar un título? Pareciera que no, los dirigentes y toda su maquinaria se han convertido en mercaderes de la “fe”, y lo triste es que los fieles cada vez son menos. El fútbol pierde creyentes y eso es lo que más preocupa. Lo digo especialmente por esos pereiranos, bumangueses, americanos, cartageneros, samarios, quindianos y ahora también cucuteños, que por años han visto como su patrimonio y sus colores han sido pisoteados por unos mequetrefes que lo único en lo que están interesados es en el llenar sus arcas; sí, esos Ángel, Cadena… que como plaga han llegado para quedarse y hasta no sacar el mayor provecho de su víctima no van a soltarla. Por el bien del fútbol colombiano queremos tener una primera división de prestigio, dónde estén esos clubes que han hecho historia pero que tristemente han caído en las manos equivocadas, donde esos personajes indeseados no manchen más con sus métodos la pelota; queremos que la gente vuelva a los estadios con la ilusión y esperanza de ver a su equipo campeón y no con el temor de escuchar que su equipo se va a otra ciudad; queremos que los hinchas de esos equipos, no piensen dos veces en compartirle a sus herederos el cariño por una divisa; queremos volver a ver esas verdaderas fechas de clásicos; queremos que el espectáculo sea un derecho obligatorio en todo terreno de juego… queremos que la fe no se pierda y que el balompié nacional se levante de sus cenizas. Por: Felipe García / Twitter: @siranfega