Háminton reconoce que al inicio hubo obstáculos para llegar a los drones, como el hecho de la falta de información en español, pero eso no fue impedimento para encontrar la vocación.
Gracias a que estudió Sistemas, pudo aprender a interpretar la tecnología. “Al principio trabajaba medio día y el otro medio día y noche me dedicaba a hacer pruebas, a analizarlas y compartirlas. Fue un proceso autodidacta muy práctico”, contó.
Entre la “comunidad dronera”, como él los llama, empezó a presentarse un problema relacionado con fallas en los drones. Háminton recibió consultas de varios países y gracias a su conocimiento logró encontrar la raíz del problema: se trataba de la influencia de las tormentas solares.
Por este hallazgo inició el contacto con la NASA.
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“Uno cree que es mentira”, fue la primera reacción ante esta comunicación que se dio por medio de un científico llamado Carlos Galeano. Inicialmente “no comía cuento”, reconoce, pero “luego seguimos interactuando y pude confirmar que era efectivamente de la NASA”.
Aunque la pandemia por coronavirus tiene aplazados los viajes, Hatu confía en dejar el nombre de Colombia en alto y seguir llevando su título del mejor piloto de drones de Suramérica.
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“Cuando tú quieres algo, buscas los medios. Cuando no, buscas excusas”