Con la llegada de la inteligencia artificial, las posibilidades de la tecnología se han ampliado en un universo que parece ser completamente nuevo. Gracias a esta herramienta, las personas, incluidos los estudiantes, han podido ir más allá de los límites anteriormente conocidos, dejando volar su imaginación para crear nuevos instrumentos que le faciliten la vida a los demás.
Este es el caso de unos estudiantes de mecatrónica de la Universidad EAN, que desde que comenzó su semestre académico apuntaron a realizar un proyecto con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad. De esta manera, diseñaron el primer perro robot guía, que tiene como finalidad hacia el futuro acompañar a las personas que más lo necesitan, no solo dentro del campus, sino en su cotidianidad.
El primer prototipo está programado por secuencias y es capaz de realizar los comandos básicos de un perro como entregar la pata a los humanos y caminar siguiendo una rutina. Sin embargo, Andrés Felipe Guarnizo, el director del programa de Ingeniería Mecatrónica, sostiene que lo ideal es que, con los avances de la inteligencia artificial, el robot tenga la capacidad de responder por cuenta propia ante los estímulos del entorno y de las personas.
“El robot busca cerrar las brechas con las personas que presentan algún tipo de discapacidad. Queremos que esto sea una plataforma de investigación, pero también queremos integrar la inteligencia artificial. Esta tecnología nos va a permitir hacia el futuro la identificación de emociones, va a ser un soporte más cercano a personas que tienen una discapacidad”, asegura.
En primera instancia, su uso sería dentro de la universidad, guiando a los estudiantes a las diferentes áreas del campus, al mismo tiempo que sirve como herramienta de recolección de datos para tener información de los lugares más frecuentados, por ejemplo.
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Aunque este robot se encuentra en etapa de prototipado, se espera en las siguientes versiones incorporar indicadores visuales y auditivos, pensando en los diferentes tipos de discapacidad. “Va a ser una plataforma que va a ayudar a la comunidad y a cientos de personas con problemas que desde la ingeniería mecatrónica se pueden solucionar”, afirma Guarnizo.
De acuerdo con Andrés García, uno de los estudiantes que participó en la elaboración del robot, sacar el producto a la industria tardaría al menos un año mientras se hacen los ajustes pertinentes. “Llevar a cabo la implementación toma mucho tiempo, necesita que se le realice un estudio y hay mucho tiempo detrás de la construcción”, puntualiza.