Buena parte de toda la exposición de la feria CES 2024 en Las Vegas, Estados Unidos, la acaparan los autos. La movilidad humana es el tema clave porque si no damos el salto a tecnologías eléctricas causaremos un daño planetario aún más irreversible del que ya hemos hecho.
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¿El carro eléctrico es el futuro? Sí. ¿Es el presente? No. ¿Tardará en llegar próximamente completamente electrificado? Un poco más de lo necesario.
El pie del acelerador está en la urgente necesidad ambiental de dejar quemar gasolina, diésel y gas natural.
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El pie del freno está en lo económico y, paradójicamente, en lo ambiental.
Lo económico: se estima que el parque automotor mundial es de 1.400 millones de vehículos
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Según BloombergNEF, 14.2 millones de vehículos completamente eléctricos fueron vendidos durante 2023 con crecimiento del 35%, respecto al 2022. De acuerdo con esto, tardaríamos 10 años en sustituir en las vitrinas los vehículos de combustibles fósiles, pero no de las calles. Si hoy compramos un auto a gasolina, esperaríamos que, por lo menos, nos dure funcionando muy bien 10 años.
Dependerá mucho de las leyes ambientales de cada país la velocidad con la que se reemplace la tecnología que hoy reina, pero que contamina de punta a punta.
Lo ambiental: hoy es mucho más contaminante fabricar un auto eléctrico que uno de motor tradicional
La huella de carbono que deja fabricar un vehículo a gasolina es, en promedio, de 7 toneladas de CO2. La huella que deja la fabricación del eléctrico es casi el doble, 13 toneladas de CO2, según la Agencia Internacional de Energía.
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La parte más contaminante de un auto eléctrico viene de la fabricación de las baterías con tecnología de ion de litio. Este mineral se encuentra y explota en muy pocos lugares del mundo. Su extracción y transporte hacia las fábricas deja una huella contaminante colosal.
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Tema clave: ¿dónde, cómo y cuánto costará disponer de las baterías que dejen de funcionar? ¿Está listo el plan para reciclarlas? Hay ideas, pero no hay plan.
La parte positiva: durante su vida útil, un vehículo eléctrico compensa con creces su huella de carbono, ya que no emite gases de efecto invernadero.
La esperanza: el desarrollo e implementación de baterías de sodio, un elemento vecino del litio en la tabla periódica y con propiedades similares que, aunque todavía no igualan la eficiencia ni densidad energética de las de litio, son menos contaminantes en su fabricación, ya que el sodio es un elemento mucho más común y fácil de extraer en varios puntos del planeta.
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El fabricante chino BYD inició la construcción de su fábrica de baterías de ion de sodio en la ciudad de Xuzhou, China. No es un dato menor. Esta es la empresa de mayor crecimiento en ventas de vehículos eléctricos y el mayor proveedor de baterías para otros fabricantes, entre los cuales figura Tesla.
Supongamos que hoy nos ganamos un auto completamente eléctrico y debemos preguntarnos lo siguiente: ¿tengo dónde ponerlo a cargar? Si vivo en un conjunto residencial, ¿me dejan conectarlo y quién asume ese costo? ¿De cuánto sería la factura eléctrica?
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Uno es el costo del KW/hora en Bogotá y otro muy distinto en Barranquilla.
¿Viajo por tierra? ¿Alcanzo a ir y volver sin recargar? ¿Dónde podría recargar en carretera? ¿Todos los cargadores son compatibles? ¿Cuánto tarda en cargar mi auto? ¿Lo debo dejar descargar por completo? ¿Lo debo cargar al 100%? ¿Cuánto cuesta el remplazo de las baterías si estas se dañan?
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Hay un avance prometedor: las baterías de estado sólido, ya probadas por QuantumScape y Volkswagen como algo muy real y que llevan la autonomía (uso hasta la próxima recarga) más allá de los 500 kilómetros y hasta mil ciclos de carga perdiendo solo el 95% de su capacidad.
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Las dudas y desafíos para los Estados y las ciudades son aún mayores. Se debe construir una red amplia, eficiente y sustentable de electrolineras (las nuevas gasolineras) que sean compatibles con la mayoría de las tecnologías.
Se debe rediseñar la movilidad en ciudades y países con sistemas de transporte masivo deficiente o inexistente.
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Se debe cuestionar la individualidad para movilizarnos. Es decir, reducir el uso del auto particular y viajar más en metro, bus o bicicleta.
Y viene la pregunta mayor: ¿de dónde va a salir la cantidad de electricidad necesaria para mover toda la flota eléctrica?
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Hemos consultado a la inteligencia artificial (sí, es la era de IA y hay que usarla) de Google, OpenAI y de Microsoft para que nos dé un cálculo aproximado de consumo para 1.400 millones de vehículos eléctricos.
Una de ellas nos da la siguiente respuesta:
“El consumo de energía de 1.400 millones de vehículos eléctricos depende del consumo promedio de energía de cada vehículo y de la distancia que recorren. El consumo promedio de energía de los vehículos eléctricos actuales es de aproximadamente 14 kWh/100 km. Si se asume que cada vehículo eléctrico recorre una media de 10.000 km al año, el consumo total de energía sería de aproximadamente 140 kWh/año por vehículo. Por lo tanto, el consumo total de energía de 1.400 millones de vehículos eléctricos sería de 196.000 Tera vatios hora (TWh). Esto equivale a aproximadamente el 22% del consumo total de electricidad del mundo en 2022”.
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Toyota, el mayor fabricante del mundo, ha expresado sus dudas sobre una flota eléctrica. Aun así, continúa su transición y sus planes para nuevos autos electrificados.
¿Hay alternativas? Sí.
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El automóvil híbrido parece una solución razonable y, actualmente, con mucha clientela.
El híbrido es un auto que empieza a acelerar con motor eléctrico y ya impulsado usa progresivamente el motor de combustión. Comparativamente es muy eficiente y menos contaminante. Pero sigue quemando combustibles fósiles. La alternativa hacia el futuro parece decantarse por el uso de la combustión de hidrógeno. Es viable, pero costará.
Hyundai y Kia, en llave con WL Gore, han hecho un anuncio crucial: el desarrollo conjunto de celdas de hidrógeno que promete ser revolucionario. Es muy creíble, ya que los coreanos han dado pasos gigantes en la producción de plantas de hidrógeno a partir, inclusive de desechos orgánicos.
La carrera está desatada por soluciones tecnológicas urgentes. Hay investigación, hay innovación, hay realidad y hay esperanza para corregir el rumbo.
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