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El impacto de las redes sociales en la conducta humana

Se estima que cada año se toman más de un trillón de fotos y vídeos digitales. ¿Por qué existe la necesidad de compartirlo todo en la web? ¿Cuáles son los riesgos de hacerlo?

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¿Alguna vez se ha preguntado por qué, cuando saca su celular para tomar una foto o hacer un video, quiere compartir la imagen en redes sociales? ¿Por qué es tan importante que otros, muchos de ellos desconocidos, sepan sobre su vida?

Desde el año 2000, las respuestas para estos interrogantes han ido cambiando. En el comienzo del nuevo milenio nacieron los celulares con cámara y, con esto, se abrió la puerta para que el uso de lo que antes era solo un medio de comunicación se transformara en un herramienta de creación de contenido. El punto de quiebre, para los expertos, fue la aparición de las redes sociales que masificaron su uso.

"Este fenómeno de las fotografías dio paso al de los videos, que es un fenómeno muy similar. Aquí es importante saber que esta tendencia no va a cambiar. Al contrario, muchos estudios indican que la mayor cantidad de tráfico en internet corresponde a video y a fotografía ", explica Mauricio Jaramillo, director de Impacto TIC.

Es tal el impacto que prácticamente todos los días nacen nuevos negocios y nuevos influenciadores que pueden vivir solo del contenido que publican en sus redes. Pero, para el experto Víctor Solano, hay un razón crucial en esta necesidad de crear y compartir contenido: "Todos en alguna medida, mayor o menor, tenemos una necesidad de reconocimiento y sentido de pertenencia"

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Incluso, se estima que cada año se toman más de un trillón de fotos digitales y se hacen varios billones de videos. "Tomar una fotografía era un acontecimiento, los rollos tenían 12, 24 y hasta 36 fotografías. Ahora se pueden disparar 200 imágenes", agrega Solano. "Muchas de estas fotografías se quedan guardadas o incluso nunca vuelven a ser vistas", apunta Jaramillo.

A propósito, una investigación de la Universidad de Cambridge y la Royal Society of Public Health, en Reino Unido, analizó muchas de las conductas humanas en las redes sociales. Según el estudio, la mayor parte de los jóvenes siente ansiedad al ver las historias o las fotos en Instagram de sus amigos o de quienes siguen. Y muchos, incluso, están más atentos a compartir sus experiencias en las redes que a disfrutarlas realmente.

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Una respuesta que para Luis Barragán, docente de pedagogía y humanidades de la Universidad Manuela Beltrán, tiene un componente adicional: "Esos momentos y esos espacios pueden ser manipulados. De alguna forma, eso que guardamos en el celular o que compartimos en las redes puede ser editado porque existen herramientas de edición que hacen que esos escenarios se vuelvan completamente ficcionados, alejándose un poco de cómo es realmente ese momento o ese lugar".

Pero no solo eso, los expertos explican que detrás de cada red social existen algoritmos que determinan lo que se ve y lo que no en las plataformas. Por eso, la recomendación más importante es no supeditar el autoestima en aquello que no está bajo el propio control.

"El algoritmo de cada una de ellas sabe qué es lo que le gusta a la gente, y cuando a la gente le gusta, le presenta más eso. No son las redes sociales las culpables. Las redes sociales reflejan esos patrones, esos estándares que las sociedades han construido", añade Jaramillo.

Los estudios también indican que la explosión de las redes sociales ha coincidido con el aumento en síntomas como la ansiedad, la depresión y la soledad, sobre todo, en los más jóvenes. Por eso, tenga en cuenta que, ante una situación similar, se debe buscar ayuda profesional. También es un buen paso limitar el tiempo en redes sociales, y escoger con cuidado el contenido al que le va a dirigir su atención mientras navega en plataformas digitales.

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