En la actualidad, los teléfonos móviles se han convertido en una extensión esencial de nuestro día a día en todo el mundo. Desde el baño hasta la playa, estos dispositivos nos acompañan constantemente. Aunque las estadísticas indican que los colombianos suelen cambiar de teléfono móvil cada 2 años, la realidad es que su smartphone puede y debería durar mucho más tiempo.
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Un problema común en nuestra sociedad, relacionado con la obsolescencia programada de los dispositivos inteligentes, es la rápida pérdida del entusiasmo por un dispositivo recién adquirido. A pesar de esperar con ansias la llegada del último modelo, esa sensación novedosa desaparece en apenas unos meses, dejándonos esperando la próxima innovación.
Esta práctica no solo impacta en el bolsillo, sino también en el medio ambiente. Tanto los usuarios como los fabricantes deben tomar medidas para frenar esta sed de consumo constante. Aunque en el pasado era común cambiar de teléfono cada pocos años, la evolución tecnológica y las prestaciones actuales sugieren que deberíamos extender la vida útil de nuestros dispositivos.
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La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) señala que, en el pasado, uno de los problemas más comunes era la lentitud del teléfono debido a la falta de espacio de almacenamiento. Sin embargo, en la actualidad, los smartphones cuentan con un mínimo de 128GB, además del espacio en la nube, eliminando este problema al menos durante los primeros años de uso.
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Otro factor a tener en cuenta es que, a pesar del constante avance tecnológico, los cambios en los últimos años han sido menores y menos diferenciales, retrasando la sensación de obsolescencia. Tanto las grandes marcas como Apple y Google ofrecen actualizaciones de software durante más tiempo que antes, contribuyendo a la longevidad de los dispositivos.
Según usuarios entrevistados, el principal motivo para cambiar de terminal es la falla en la batería, seguido de problemas en el sistema operativo y la pantalla. Estos problemas suelen aparecer antes de los tres años, aunque inicialmente están diseñados para durar al menos cinco años.
En línea con las prácticas sostenibles, la Unión Europea ha aprobado una nueva normativa de ecodiseño de smartphones que se espera entre en vigor en 2025. El objetivo es establecer estándares en el diseño de las baterías, garantizando un mínimo de ciclos de carga y asegurando recambios hasta siete años después del lanzamiento.
Respecto al diseño de los sistemas operativos, la normativa busca obligar a los fabricantes a ofrecer actualizaciones durante al menos cinco años. En cuanto a las pantallas, se pretende que todos los smartphones soporten 45 caídas desde 1 metro de altura sobre una superficie de metal, generando polémica debido a que la mayoría de los teléfonos ya superan este estándar.
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Siguiendo los principios que la UE planea imponer, un smartphone debería durar al menos cinco años. Adoptar un enfoque sostenible en el uso y cuidado de nuestros dispositivos no solo beneficia al usuario, sino también al medio ambiente, contribuyendo a reducir la generación de residuos electrónicos y fomentando una sociedad más consciente y responsable en el mundo entero.