En abril de 2015, la desaparición de Sandra Ramírez Vanegas en Villavicencio dejó consternada a su familia. Ella era esposa y madre en un hogar estable y no tenía enemigos. Las autoridades emprendieron una incansable búsqueda y descubrieron un atroz crimen. Séptimo Día investigó este caso en el 2018, que estaría relacionado con otros asesinatos cometidos por una misma persona.
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A los 16 años, Sandra Ramírez tuvo una relación fugaz con un comerciante, con quien tuvo una hija. Luego de no funcionara, decidió irse con su bebé a la ciudad de Villavicencio. Allí conoció a Carlos Javier Veintenilla, padre de su segundo hijo.
Con la ilusión de salir adelante, Sandra, a los 26 años, empezó a trabajar en una peluquería, convirtiéndose en una de las mejores de la ciudad. Su trabajo era muy solicitado, pues su amabilidad y entrega laboral hacían que las personas se sintieran a gusto con ella.
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A mediados de abril, recibió una llamada de una mujer que solicitó su servicio de peluquería para varias personas que iban a asistir a un matrimonio. Sandra confió en que iba a tener un buen pago por ese trabajo. El sábado 11 de abril, salió de su casa y nunca regresó.
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La Policía inició la búsqueda en el municipio de Restrepo, donde se iba a celebrar el matrimonio, pero nadie aportó información sobre su paradero. Todo cambió cuando el tío de Sandra recibió una llamada extorsiva, en la que le mencionaron que tenían a la mujer y le pidieron una suma de $5 millones de pesos.
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Denuncia desenmascaró al sospechoso de la desaparición de Sandra Ramírez
Después de unos días, una mujer denunció haber sido secuestrada y violada. Aunque inicialmente no parecía haber ninguna relación con el caso de Sandra, esta denuncia se convertiría en un puente que permitiría a las autoridades acercarse a su paradero.
La mujer identificó a su abusador como Jairo Alexander Beltrán, quien había sido empleado en su finca. “A Jairo lo conocimos porque llegó a pedir trabajo al depósito de madera que tenemos… Nos hablaron de que era un muy buen empleado, así que le dimos la oportunidad de trabajar y confiamos en él”, afirmó Oneida, víctima de abuso sexual.
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Jairo Beltrán tenía antecedentes por porte ilegal de armas y hurto. Además, la Policía pudo establecer que él era vecino de Sandra, lo que lo convirtió en el principal sospechoso de su desaparición.
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Mediante las llamadas extorsivas, se logró rastrear su ubicación. Las autoridades capturaron a Jairo Beltrán y, tras el allanamiento de su vivienda, encontraron el celular desde el cual realizaba esas llamadas y una agenda con números telefónicos, entre ellos, el del tío de Sandra.
El testimonio de la hija mayor de Sandra sería clave para implicar completamente a Jairo en la desaparición y asesinato de su madre. Ella mencionó que, mientras jugaba con las hijas de Jairo, una de ellas le dijo que su mamá ya estaba muerta, porque su papá ya la había matado en su finca.
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Las autoridades confirmaron que la esposa de Jairo Beltrán era cómplice de la desaparición. Sin embargo, mediante un preacuerdo, Jairo reveló la verdad detrás del atroz crimen y la ubicación del cuerpo sin vida de Sandra Ramírez, a cambio de que dejaran a su esposa libre de cargos.
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Jairo Alexander Beltrán fue condenado por homicidio, desaparición forzada, secuestro y violencia sexual por los casos de Sandra y Oneida, y actualmente se encuentra privado de la libertad.
Vea el capítulo completo de Séptimo Día aquí:
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