En una historia que parece sacada de una película, Séptimo Día fue testigo del emotivo reencuentro entre una madre y su hija, separadas durante 41 años. Christelle Lebrault, una francesa que sabía que había sido dada en adopción en Colombia en 1983, comenzó a buscar a su madre biológica en 2015. Sin saberlo, su madre, Isabella Pérez, también deseaba encontrarla y hacía todo lo posible para lograrlo. Finalmente, en 2024, se produjo el tan esperado reencuentro.
La separación
Isabella Pérez quedó embarazada a los 14 años. Para evitar el estigma social de la época, su madre la envió a una fundación para ocultar su embarazo. A los 15 años, Isabella dio a luz y la bebé fue entregada en adopción a una familia francesa.
"Me acuerdo de que ese día yo lloré tanto, le decía ‘yo no me quiero ir sin la niña’", recordó Isabella.
A pesar del dolor, Isabella continuó con su vida: se graduó del colegio, estudió periodismo en la universidad, se casó y tuvo hijos, pero siempre vivió con el recuerdo de la hija que dio en adopción.
Publicidad
(Lea también: ¿Cómo se logró el reencuentro de madre e hija después de 41 años de ser dada en adopción?)
La vida de Christelle en Francia
Christelle Claudia Lebrault creció en un entorno amoroso cerca de París. Sus padres adoptivos siempre le dijeron la verdad sobre su origen y ella sabía que había nacido en Bogotá. Estudió recursos humanos y se especializó en el mismo campo, donde conoció a su esposo.
Publicidad
Cuando Christelle tuvo a su segundo hijo, a los 32 años, sintió una fuerte necesidad de buscar a su madre biológica para responder preguntas sobre su pasado y entender sus raíces.
La búsqueda
En 2015, casi al mismo tiempo, Isabella, de 47 años, en Bogotá, y Christelle, de 32 años, en Francia, decidieron buscarse. Isabella contactó a Marcia Engel, directora de Plan Ángel, una fundación que ayuda a familias biológicas a reencontrarse después de una adopción. En 2019, Isabella asistió a una brigada de toma de muestras de ADN y se aferró a la esperanza de un milagro.
Después de la pandemia, Isabella retomó su búsqueda y se tomó una segunda muestra de ADN con la esperanza de encontrar a su hija. Mientras tanto, sin saberlo, a miles de kilómetros de distancia, Christelle hizo lo mismo. Ambas recibieron una de las noticias más importantes de sus vidas cuando sus pruebas de ADN resultaron compatibles.
(Lea también: Prueba de ADN reúne a madre e hija dada en adopción hace 41 años: “Sentí un gran alivio”)
Publicidad
El reencuentro
Christelle se comunicó con Marcia Engel, quien era el contacto principal en la plataforma Family Tree, donde se publicaron los resultados. En ese momento, Isabella recibió la mejor noticia de su vida, la que esperó por casi 41 años: había encontrado a su hija.
"Yo no lo podía creer, yo dije esto es un milagro", reveló Isabella a Séptimo Día.
Publicidad
Después de una larga búsqueda, Christelle sorprendió a su madre biológica viajando a Colombia. "Mi corazón está lleno de emoción, ya que es un viaje que he imaginado toda mi vida. Es el viaje de mi vida", manifestó Christelle antes de aterrizar en el país donde nació.
El 12 de julio de 2024, Séptimo Día acompañó el anhelado abrazo. Por un segundo, los 41 años de espera quedaron en el pasado para escribir una nueva historia juntas.
"No pierdan la fe, no pierdan la esperanza porque los milagros existen", concluyó Isabella Pérez.
(Lea también: La fiesta colombiana con la que madre recibió a su hija tras no saber de ella por décadas)
Publicidad
Recuperando el tiempo perdido
Han pasado algunos meses desde el esperado reencuentro y, aunque Christelle volvió a Francia, siguen trabajando por recuperar el tiempo perdido. Isabella reveló que sigue manteniendo el contacto con su hija, quien planea venir en el verano a Colombia con sus tres hijos.
Por su parte, Isabella quiere viajar a París para celebrar por primera vez el cumpleaños de su hija, quien siempre ha siempre lo ha celebrado el 17 de abril, pese a que en realidad ella nació el 31 de marzo.
Publicidad
Esta historia es un testimonio del poder de la esperanza, y cómo, a pesar del tiempo y la distancia, se podría decir, que el amor lo puede todo.