Un error cambió para siempre la vida de dos familias. Sonia Cortés y su pareja tuvieron una hija en 1991. Un día su esposo le dijo que su hija no se parecía a él y que sospechaba que el papá era otro hombre. Hubo una disputa legal que los llevó a un laboratorio, donde les realizaron una prueba de ADN para averiguar si la bebé fue intercambiada al nacer.
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Sonia relata que quedó embarazada en 1991, en Chiquinquirá, Boyacá. Era su último año de bachillerato y tenía una relación con el taxista José Ignacio Hernández. El 26 de mayo de ese año llegó al hospital San Salvador de Chiquinquirá con sus dolores de parto y tuvo a su bebé: Yuli Nathaly. En 2015, cuando Séptimo Día conoció la historia, ella tenía 24 años.
Mientras Yuli crecía, la relación entre la pareja se deterioraba porque, según ella, hubo maltratos y poca colaboración económica, razón que los llevó a separarse en 1994. Sonia relata que José Ignacio tenía dudas sobre la paternidad de la joven, ya que no notaba un parecido físico entre ambos.
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Una demanda por inasistencia alimentaria fue el recurso legal que encontró la mujer para reclamar ayuda económica, pero ella fue la que terminó siendo citada. “Él estaba dudando de la paternidad y él le decía el juez que esa niña no se parecía”, recordó Sonia Cortés en Séptimo Día .
Lo complicado de la búsqueda
Un juez ordenó que los tres se realizaran una prueba de ADN. Los resultados arrojaron que ni Sonia ni José Ignacio eran los padres de Yuli Nathaly. “Para mí era increíble pensar que Yuli no era mi hija”, aseguró la mujer. La única explicación era que en el hospital donde dio a luz, la bebé fue intercambiada al nacer.
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En el año 2009, Sonia Cortés comenzó la búsqueda más importante de su vida. Intentó encontrar qué otras mujeres dieron a luz el mismo día que ella, pero el hospital había sido liquidado años antes, lo que complicaba todo.
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Finalmente, encontró que otras tres madres también tuvieron a sus bebés el 26 de mayo de 1991. Tras localizarlas, el plan de Sonia era recolectar material genético de las jóvenes que podrían ser sus hijas, pero sin que ellas se dieran cuenta para no alarmarlas.
Con técnicas poco convencionales, Sonia logró descartar a dos de las tres posibles hijas. Le quedaba solo una opción: Nubia Peralta, quien había sido criada en el campo, en un pueblo cercano a Chiquinquirá. “Ahí sí le encontré parecido a mis cejas, como en la parte de arriba de los ojos, lo que no encontré con las dos niñas anteriores”, aseguró Sonia, tras una búsqueda que ya completaba un año y medio.
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Por las fuertes sospechas, Sonia habló directamente con los padres de la joven. Debido a la duda e increíble historia, la familia Peralta accedió a realizarse una prueba de ADN.
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A finales de 2011, se conocieron los resultados y se confirmaron las suposiciones de Sonia Cortés, quien por fin encontró a su hija biológica.
La justicia declaró que en el hospital San Salvador se cometió un error y se acordó una reparación para las víctimas, que la Gobernación de Boyacá debió asumir.
Reviva la investigación completa de Séptimo Día aquí: