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Guerra de Ucrania: las vivencias de los mercenarios colombianos al filo de la muerte

Los colombianos en la guerra de Ucrania ponen en juego la pasión, un mejor futuro para sus familias y sus vidas a cambio de un atractivo salario para su estabilidad económica.

Entre bombas, misiles, tanques, municiones y un armamento fuertemente categorizado se encuentran los mercenarios colombianos que decidieron hacer frente a la guerra de Ucrania. Algunos los une la pasión a otros las ganas de darle un mejor futuro a sus familias, pero sin duda, los atrajo las interesantes ofertas salariales que el Gobierno ruso brindaba a quienes decidieran hacer parte de esta contraofensiva.

Joan Sebastián, Audel Rojas y Óscar Triana viajaron a Ucrania con un propósito: obtener una situación económica estable para sus hogares. Sin embargo, no todos obtuvieron la misma suerte, al final sabían que estaban entre la línea de la vida y la muerte.

Audel Rojas es de Villavicencio, tiene 26 años, hizo parte del Ejército Nacional donde trabajó como enfermero militar, antes de tomar la decisión de irse a la guerra se desempeñó como guarda de seguridad. En Colombia vivía con su esposa Gina, su hija menor y la hija mayor de Gina. Tenía una gran y feliz vida familiar en la capital del Meta, según aseguró su esposa. “Éramos juntos para todo lado, los fines de semana era fijo salir a algún lado, así sea allí al parque a dar una vuelta”.

Yo en este momento me desempeño como enfermero de combate. Mi labor aquí en Ucrania es evacuar los heridos, llegar a mi posición donde haya combate, haya morteros. Tiene uno que ir lo más rápido posible a sacar al herido”, mencionó Audel Rojas.

La vida en la guerra no es fácil, ni para ellos ni para sus seres queridos. Sin embargo, tuvieron muchos motivos de sobra para tomar la decisión de irse de Colombia, entre ellos, malos salarios, explotación laboral, no compensación, según declararon.

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Trabaje de guardia de seguridad y escolta, lastimosamente en Colombia lo explotan laboralmente, no nos pagan recargos nocturnos, los turnos ni festivos, estamos explotados y ganamos muy poco para lo que uno trabaja. Aquí en este momento yo me gano quíntuple de lo que yo me ganaba en Colombia”, declaró Audel.

Pero, le temen a la muerte y a no volver a ver a su familia. Ha tenido momentos donde se ha imaginado el peor de los escenarios. “Estábamos evacuando unos heridos y en ese momento nos llovió artillería, en una de esas cayó uno a mi espalda que yo hice así y me pegó en el casco y me lanzó hacia adelante. Gracias a Dios que no entró, sino ahorita estuviera quien sabe en dónde”.

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Por otro lado, Joan Sebastián y Óscar Triana no contaron con la misma suerte de Audel Rojas, a hoy sus familiares no han vuelto a saber de su paradero, las llamadas dejaron de ser constantes y solo tienen en mano algunos de sus recuerdos que fueron entregados por otros mercenarios que regresaron al país.

“Muy triste, a él le dio muy duro eso, que él había cometido un error muy grande haberse ido y haber dejado al niño”, afirmó Jineth, novia de Joan Sebastián.

Así como estas historias hay muchas de otras familias que añoran poder ver de nuevo a sus seres queridos, mientras ellos combaten día a día por sobrevivir. “Por más que nosotros somos seres humanos, hay momentos que sentimos miedo y de pronto hay corazón que ya no nos dé pa’ más y que ya nos dejamos ganar del miedo. Yo lo digo solo pienso en sobrevivir y nada más, pedirle a Dios que me saque de esa y pa’ delante”, mencionó uno de los mercenarios en combate.

Acá en el batallón nosotros somos una hermandad somos todos colombianos y lastimosamente, cuando ha habido hermanos caídos duele, duele ver un colombiano caer”, aseguró Rojas.

Los combatientes trabajan sin importar las condiciones climáticas ni en el frío, invierno, lluvia, paran, pues parar estando en el filo de la muerte es letal. Sus momentos más esperanzados es ver por un video a sus familias, estar compartiendo entre ellos, hacer comida mientras puedan y seguir hasta cumplir la meta.

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