El 4 de marzo de 2009, la desaparición de dos jóvenes en Medellín alertó a las autoridades. Una mujer manifestó que en su edificio había un olor putrefacto, por lo que de inmediato la Policía se acercó al lugar de los hechos.Séptimo Día investigó la historia detrás del macabro hallazgo.
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El día de los hechos, las jóvenes Cindy Lorena Giraldo Correa y María Catherine Ochoa Patiño, ambas de 17 años, salieron de sus casas para irse de fiesta, pero nunca regresaron. Tras dos días sin saber sobre su paradero, las madres de las menores empezaron una intensa búsqueda junto a las autoridades.
Según los testimonios de sus amigos, esa noche se encontraban en el bar con un hombre, que presentaron como Sergio David Hurtado Arango, de 36 años. Él invitó a varios jóvenes a seguir la fiesta en su apartamento, pero Cindy Lorena y María Catherine fueron las únicas que aceptaron.
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Los tres llegaron al barrio Boston, oriente de Medellín, y allí se les perdió el rastro. Tras cuatro días de intensa búsqueda, las autoridades hallaron en la vivienda la escena del crimen. Dentro de una caneca con cemento se encontraban los cuerpos desmembrados de las dos jóvenes.
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Al interior del apartamento se encontraba Jaime Hurtado, de 63 años, quien aseguró que no sabía de la existencia de las dos mujeres y afirmó que esa respuesta tendría que darla su hijo, Sergio Hurtado, quien se había dado a la fuga.
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¿Qué pasó con el presunto responsable de este crimen?
Dos semanas después del atroz crimen, se encontró la primera pista que sería clave para dar con el paradero de Sergio Hurtado. “Solía frecuentar con menores de edad el aparamento, era fanático de ver pornografía en su computador...Era una persona que le suministraba licor a los adolescentes que lo acompañaban y, según lo investigado, allí también se consumían sustancias psicoactivas”, afirmó el comandante.
Al parecer, el hombre habría conocido a Cindy Lorena en el 2008, en un bar cerca del colegio de ella, donde empezaron a tener varios acercamientos. En principio, ella lo presentó como su primo e iba reiteradas veces a la casa de él. Incluso, Hurtado llegó a presentarse en la institución donde ella estudiaba como su acudiente.
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Por medio de un correo electrónico, Sergio le afirmó a Antonia, expareja de Cindy, que las menores murieron por sobredosis, pero en otro mensaje él mencionó el macabro crimen en donde aseguró haber descuartizado a las adolescentes y desaparecerlas dentro de la caneca con cemento. Antonia entregó esas evidencias a las autoridades.
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Tres semanas después del hallazgo, Medicina Legal entregó el resultado de las necropsias donde aseguraron que “no hay certeza” de la causa de muerte. Lo que sí descartaron fue la presencia de sustancias psicoactivas en sus cuerpos.
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Las madres de las víctimas mencionaron que el fiscal Jesús Aureliano Gómez en ningún momento realizó una orden de captura tras las evidencias de los correos electrónicos entregados.
En diciembre de 2013, las autoridades capturaron a Sergio Hurtado en Montería, pero permaneció en prisión por cuatro meses y lo dejaron en libertad al no tener las evidencias suficientes, ni la causa de la muerte de las jóvenes para incriminarlo.
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La decisión de las madres de las víctimas
15 años después del atroz crimen, Yaqueline Patiño y Elcy Correa, madres de las víctimas, decidieron finalizar un proceso judicial que nunca arrojó resultados sobre el presunto homicidio y su responsable.
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Los cuerpos de las adolescentes permanecieron todo este tiempo en unas bóvedas, donde se les realizaron múltiples pruebas para identificar cuál fue la modalidad utilizada para acabar con sus vidas, pero no se obtuvo ningún resultado por el estado de descomposición de los cuerpos.
Las madres de las víctimas decidieron cremar el cuerpo de sus hijas y cerrar un capítulo lleno de dolor. Aunque esperan que la justicia en algún momento pueda revisar ese llamado que tanto hicieron para al fin obtener respuestas.
Vea el capítulo completo de Séptimo Día aquí: