
El 27 de octubre de 2022, la muerte del joven médico panameño José Luis Santamaría encendió las alarmas entre las autoridades. La víctima fue hallada incinerada dentro de la bañera de un apartamento en la localidad de Chapinero, en Bogotá. Este crimen marcaría el inicio de una serie de asesinatos contra miembros de la comunidad LGBTIQ+.
Según las autoridades, el cuerpo del médico presentaba tres heridas con arma cortopunzante, una de ellas mortal, ubicada en el cuello. Además, indicaron que en la vivienda no se encontraron los objetos personales de la víctima, lo que sugeriría que se trató de un robo. No obstante, la investigación reveló un macabro hallazgo.
La Policía confirmó que, el día de su muerte, se registraron movimientos inusuales en las ubicaciones habituales del joven médico. Además, se descubrió que su tarjeta SIM había sido reemplazada por otra, registrada a nombre de José Leonardo Quevedo Turizo, un joven colombo-venezolano, estudiante de Administración de Empresas, sin antecedentes judiciales.
A través de las redes sociales, los uniformados descubrieron que este sujeto había publicado fotografías en las que aparecía usando las pertenencias del médico asesinado. Entre los objetos que exhibía se encontraban el teléfono celular y dos chaquetas que habían sido reportadas como desaparecidas.
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Otros crímenes, un mismo sospechoso
Aunque el teléfono fue interceptado, en enero de 2023 se apagó por completo y dejó a los investigadores sin más detalles. Meses después, el 11 de mayo de 2023, un nuevo crimen encendió las alarmas.
Se trataba de José Ariel Jiménez, de 21 años, quien fue encontrado sin vida en su vivienda en la localidad de Barrios Unidos. El joven estaba semidesnudo y había sido asfixiado con una funda de almohada, la cual presentaba rastros de sangre y otros fluidos biológicos, según confirmaron las autoridades.
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A través de lascámaras de seguridad, se logró identificar la apariencia física del individuo que salió del domicilio de la víctima. Además, se comprobó que este había sustraído varias de las pertenencias personales de José Ariel.

No pasaron muchas horas después del asesinato de José Ariel Jiménez cuando en redes sociales apareció una foto del computador robado en su casa, publicada por José Leonardo Quevedo. El 15 de mayo, un juez emitió una orden de captura contra Quevedo por el homicidio del médico panameño, y fue capturado al día siguiente en Chapinero. En su poder tenía los objetos robados en la casa de José Ariel, chaquetas del médico panameño, llaves, celulares y papeles de un vehículo que también serían claves.
El 3 de mayo de 2023, el asesinato de David Steven Mosquera, un estudiante de actuación de 27 años, conmocionó a las autoridades. El crimen ocurrió en su apartamento en Chapinero, bajo circunstancias similares a las de los casos anteriores. De acuerdo con la investigación, las cámaras de seguridad registraron a la víctima ingresando a su vivienda en compañía de un hombre, quien horas más tarde abandonó el lugar llevando consigo varias pertenencias de David.
"En redes sociales, el asesino seguía utilizando sus objetos personales. Este tipo continuó usando las cuentas de David incluso después de asesinarlo", contó un amigo de la víctima a Séptimo Día.
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Asesinato a joven en Medellín
Durante la investigación, las autoridades descubrieron que al principal señalado se le había impuesto un comparendo mientras se movilizaba en un vehículo reportado como robado. El automóvil pertenecía a Néstor Alberto Gómez León, un médico esteticista de 37 años que, curiosamente, fue asesinado entre el 10 y el 11 de marzo de 2023 en su residencia en Chapinero. En ese crimen, también fueron sustraídos varios objetos personales, incluido el vehículo.
José Leonardo Quevedo Turizo se había movilizado en ese carro hasta Medellín después de la muerte de Néstor Alberto. Las fechas coinciden, precisamente, con el asesinato de otro hombre reportado en la capital de Antioquia.
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Los hechos ocurrieron el 11 de abril de 2023, en el barrio Manrique Oriental, Medellín, donde Jason Molina Triana, estudiante universitario de 23 años, fue hallado muerto y envuelto en una cobija. En las grabaciones de las cámaras de seguridad se observó que el vehículo de Néstor era conducido por José Leonardo Quevedo, lo que lo implicaría directamente en el crimen.
Tras comprobarse estos hechos, el 7 de abril de 2025, una juez condenó a José Leonardo Quevedo a 39 años y 3 meses de prisión por el asesinato del médico panameño. Sin embargo, en el caso de José Ariel solo fue condenado por hurto, no por homicidio, una decisión apelada por su familia. Los otros tres casos aún están bajo investigación, a la espera un juicio.

Expertos analizan perfil de asesino en serie
Luego de un año y medio de investigación, los fiscales identificaron elmodus operandi de José Leonardo Quevedo Turizo
. El sujeto usaba redes sociales para contactar a hombres, seducirlos y obtener información clave sobre su entorno. Después los visitaba en sus viviendas, los asesinaba, robaba sus pertenencias y las vendía o usaba.
“Él tenía la motivación muy clara y era lucro. Encontramos sus cuerpos, pero no los elementos de valor de las víctimas. Él tiene que matar a sus víctimas para no dejar rastro, por ende, tiene que eliminarlas”, dijo Daniel Bolaños, perfilador criminal de la DIJIN.
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“Les preguntaba dónde vivían, con quiénes vivían, para establecer si vivían solas. Les preguntaba por sus características físicas, para que su altura no fuera superior a la de él y así le fuera más fácil dominarlas y controlarlas”, agregó.
Sin embargo, durante la investigación se logró establecer que José Leonardo Quevedo mantenía relaciones sexuales con algunas de sus posibles víctimas, a pesar de haber asegurado que no pertenecía a la comunidad LGBTIQ+.

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Carlos Vidal Reyes, psicólogo forense y exfiscal judicial, aseguró que: “Este tipo de asesinos construyen una fachada y es precisamente una máscara. Esa máscara es la que muestran al mundo, en este caso como un supuesto estudiante universitario que tiene una pareja, pero eso hace parte de esconder su rostro real”.
“Creo que presenta características de psicopatía. Estos rasgos se evidencian en la planeación, que es muy calculada y fría, y en los actos posteriores al delito, como publicarse en redes sociales con los objetos”, y agregó que “sí se cataloga como un asesino serial por las características de las víctimas que todas son similares y por la ejecución del delito”.
Por el momento, las familias de las víctimas esperan que se haga justicia por estos crímenes y que sus casos no queden impunes.