Un insólito error cambió para siempre la vida de dos pares de gemelos colombianos. En diciembre de 1988, en el Hospital Materno Infantil de Bogotá, una confusión en la identificación de recién nacidos provocó que dos bebés fueran intercambiados y criados en familias equivocadas durante 25 años.
La asombrosa historia de cómo se dieron cuenta de este intercambio dos décadas después comenzó cuando en 2014, Laura Vega, amiga de Jorge Enrique Bernal Castro, notó un increíble parecido entre su compañero de trabajo y un carnicero del sur de Bogotá llamado William Cañas Velasco, a quien conoció cuando se encontraba comprando los ingredientes para un asado.
>>> Asombrosa historia de gemelos intercambiados al nacer: 25 años en la familia equivocada
Tras la insistencia de su amiga, Jorge, de 25 años y estudiante de Ingeniería Mecánica para ese momento, decidió investigar y encontró en Facebook al carnicero William, cuyas fotos mostraban que eran idénticos. La sorpresa fue aún mayor cuando descubrió que el hermano de William era también muy parecido a su mellizo, Carlos Alberto Bernal Castro.
Publicidad
Las coincidencias eran demasiadas como para ser ignoradas. Con la intervención de Laura, los dos jóvenes intercambiaron números y se citaron en el Parque Lourdes de Bogotá. Al encontrarse en septiembre de 2014, no había duda de que los gemelos fueron intercambiados al nacer.
La reunión de las dos parejas de hermanos se dio el 25 de septiembre de 2014 y fue un momento lleno de emociones. Este hecho cambió para siempre la vida de los cuatro jóvenes y sus familias.
Publicidad
>>> La increíble historia de dos parejas de gemelos separadas durante 25 años
Se cree que el error se dio en el Hospital Materno Infantil de Bogotá, lugar al que fue enviado Carlos al presentar problemas de salud tras su nacimiento en Vélez, Santander. Allí se habría encontrado en la misma sala de neonatos con los gemelos William y Jorge. En algún momento, las pulseras de identificación se cayeron y accidentalmente se colocaron incorrectamente. De esta manera, Jorge y Carlos siguieron su vida en la ciudad, mientras que William y Wilber crecieron en una zona rural de Santander.
Para los jóvenes implicados, la vida cambió radicalmente, pero encontraron en esta experiencia una nueva oportunidad para conectar con sus verdaderas familias biológicas. Una historia increíble que probablemente es única en el mundo.