En un preocupante panorama marcado por el incremento del secuestro exprés, los trabajadores independientes se encuentran en una situación de vulnerabilidad alarmante. Bajo la ilusión de cerrar negocios lucrativos, numerosas personas han caído en la trampa de falsos clientes, solo para ser víctimas de una pesadilla que ha dejado huellas profundas en sus vidas y familias.
El modus operandi de estos delincuentes es tan sutil como perverso. Aprovechando las plataformas digitales y las redes sociales, los criminales se infiltran en los círculos profesionales de los trabajadores, presentándose como potenciales clientes interesados en adquirir sus servicios o productos. Sin embargo, tras esta fachada de una aparente transacción comercial, se oculta una trampa que en algunos casos puede llegar a ser mortal.
Cuando se habla de un secuestrado casi siempre creemos que se trata de una persona adinerada o poderosa, pues el secuestrador suele buscar aquellos que tienen mucho dinero para así conseguir un jugoso rescate, pero eso está cambiando según las autoridades, la nueva modalidad de secuestro exprés está afectando a muchos colombianos de estratos medios e incluso bajos.
Séptimo Día tuvo acceso a historias de varias víctimas, personas comunes y corrientes que han sufrido el impacto devastador de esta forma de delito. Un ejemplo es la familia Suárez Pabón de Cúcuta. Wilmer Suárez, pensó que un posible cliente quería contratarlo, pero su intención era otra.
Él era un hombre alegre, trabajador y conocido por sus amigos y familiares como un tomador de pelo de tiempo completo. Su vida desde que cumplió la mayoría de edad la dedicó a conducir. “Él madrugaba, siempre fue muy cumplido en los horarios para ir a trabajar”, relata Nidia Pabón, su esposa, con quien tuvo un hijo.
“Los domingos estábamos acostumbrados a que él llegara a la casa, se hacía la comida en familia, él era la felicidad de mi hijo David”, señala Nidia.
Publicidad
Por esos días, Wilmer fue visto por su familia más feliz que de costumbre. Andrea Gómez, es prima de Wilmer, vivían juntos en la misma casa, y recuerda que ese día Wilmer como siempre madrugó a hacer lo que más le gustaba.
El viernes 5 de noviembre de 2021, a la 1:00 p.m., su familia y sus amigos recibieron un vídeo donde se le veía con las manos atadas y una voz señalaba “necesitamos que nos colaboren para su liberación”.
Conocedores de su buen sentido del humor, sus allegados inicialmente pensaron que se trataba de una broma. “Yo pensé que era una broma lo que me iban a hacer ellos, ¿por qué lo iban a secuestrar?, era una persona humilde, no teníamos nada”, afirmó su esposa.
Publicidad
Su familia intentó comunicarse con él, pero no hubo respuesta. En ese momento lo que parecía una broma comenzó a convertirse en una pesadilla, a sus celulares comenzaron a llegar mensajes amenazantes.
Justo cuando la familia supo hacia dónde había salido Wilmer ese día, recibieron un segundo video. En la grabación que solo dura 14 segundos se puede ver al conductor completamente diferente. Su mirada reflejaba terror, mientras sus palabras, aunque calmadas, pedían a gritos auxilio. Los secuestradores pedían 10 millones de pesos por su liberación.
Wilmer y su familia vivían del día a día y no tenían la posibilidad de pagar el rescate y este caso terminó en tragedia. Tras cuatro meses del crimen, el conductor asesinado por sus secuestradores en Cúcuta, las autoridades lograron capturar a uno de los responsables.
En medio de este grave panorama, las autoridades luchan por desarticular estas peligrosas bandas criminales y brindar orientación y protección a los trabajadores independientes. Sin embargo, la prevención y la concienciación juegan un papel fundamental en la defensa contra esta modalidad de secuestro.
Suscríbase a nuestro canal de WhatsApp Channels aquí 👉🏻 Noticias Caracol
✔️ Síganos en Google Noticias con toda la información de Colombia y el mundo.