Niñas y adolescentes que cayeron en la obsesión de lograr la perfección física y al no conseguirlo terminaron sumergidas en una depresión y frustración que las llevó a tomar la fatal decisión de quitarse la vida. Es un fenómeno que tiene alarmadas a las autoridades de salud, según ellos, el suicidio en adolescentes se incrementó en un 13% en el 2022. Es importante enfatizar que muchas de estas víctimas, según expertos, habrían padecido problemas emocionales y depresión y pudo agudizar la situación por su obsesión por la belleza. ¿Qué es lo que está generando estas presiones? Séptimo Día logró identificar con la ayuda de expertos las causas de este fenómeno.
Cuerpos tonificados, rostros perfectos figuras altas y estilizadas es el alto estándar de belleza que se promueve en Colombia y que se replica a toda velocidad en las redes sociales, incluso con tendencias internacionales como las bandas de K-pop, bombardeando a niñas y adolescentes que presionadas por lograr esa supuesta perfección llegan a peligrosos extremos con graves consecuencias y en algunos casos finales fatales. Dolorosos suicidios de jovencitas vulnerables en los que, según expertos, hay un detonante común: la obsesión por la apariencia física.
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En Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá, una madre vive con un dolor en el alma, su nombre es Yuli Marroquín. En agosto de 2022 perdió su mayor tesoro, a su hija Lizeth de apenas 14 años, pero en medio de su tragedia Yuli tiene un carácter valiente que le permitió contar esta historia. Con su testimonio busca salvar vidas de otras niñas que ha identificado les podría estar pasando lo mismo que a su hija: “la presión social fue tan fuerte, que ya no aguantó”. Lizeth Remicio, cuenta su madre, desde pequeña fue muy extrovertida y le gustaba muchísimo bailar. Ella era amiguera por naturaleza y con una inteligencia que a veces retaba a Yuli. Sin embargo, en el año 2020, cuando Lizeth tenía 12 años, Yuli notó que esa felicidad se estaba opacando, empezó a decaer académicamente, no quería estudiar y fue entonces cuando descubrió que en el colegio no la estaba pasando bien pues la molestaban por su estatura.
Como le ocurre a toda preadolescente, Lizeth empezó a experimentar cambios en su cuerpo y a exponerse a comentarios de sus compañeros frente a su apariencia. Aunque era muy joven, su madre señala que ella sintió una presión por no tener esa figura esbelta que se promueve en un país como Colombia obsesionado con la belleza, pero algo aún más grave pasaría. Con la llegada de la pandemia por el COVID-19 , Lizeth como miles de niños y adolescentes del país se refugió en las redes sociales y se volvió fanática de un movimiento musical conocido como el K-pop, el cual se trata de bandas de pop coreano que se han vuelto muy populares en todo el mundo. La afición por estos grupos, según lo relata Yuli, empezó cantando y bailando sus canciones, pero luego algo ocurrió.
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Lizeth empezó a idolatrar el alto estándar de belleza de las cantantes de estos grupos. Una obsesión que la llevó a extremos por lograr esa figura estilizada que a diario la bombardeaban las redes sociales. De las palabras hirientes a su cuerpo pasó a la acción. La perfección que observaba en internet, según Yuli, la llevaron rechazar tanto su aspecto físico que en sus perfiles cambió sus fotos por imágenes de ese estereotipo de belleza que anhelaba, pero el daño ya estaba hecho. El 12 de agosto de 2022, la batalla de esta madre para salvar a su hija tuvo un trágico final.
Reviva la investigación completa de Séptimo Día aquí:
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