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El exfutbolista Wilder Medina, también conocido como el 'Monstruo del gol', nació en Puerto Nare, Antioquia, el 21 de febrero de 1981, y su paso por equipos del FPC como Tolima y Santa Fe estuvo marcado por innumerables polémicas. El delantero, que hoy juega en el equipo aficionado La Acadé F.C., contó en Se Dice de Mí sus verdades sin máscaras.
“No quería saber a veces nada de mi vida, quería era quedarme consumiendo toda la vida”, reveló la recordada estrella del fútbol colombiano sobre uno de sus momentos más difíciles.
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Hijo de un lanchero y una incansable trabajadora que se conocieron en Puerto Berrío, Antioquia, Wilder Medina desde pequeño demostró su amor por el balón y soñaba con ser goleador del fútbol colombiano.
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“Jugaba descalzo, porque no había para guayos ni zapatos, en las calles. En el entorno era muy sano todo, uno podía salir y quedarse a cualquier hora en el pueblo y no pasaba nada”, narró el deportista, agregando que con el paso del tiempo la presencia de grupos al margen de la ley se volvió cotidiana en la zona.
Admiraba a Faustino ‘El Tino’ Asprilla, “corría demasiado, hacía goles y celebraba como él”, siempre fantaseando con convertirse en un recordado goleador.
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Según los recuerdos de su mamá, Blanca Nivia Tamayo, y su hermana Marianela, desde los 10 años, Wilder Medina era el encargado de darle alegrías a su comunidad por medio de goles: “Les quitaba la cabeza a las muñecas para poder jugar fútbol en la sala; era tanto el amor por el fútbol que básicamente permanecía todos los días metidos en las canchas”.
La muerte que lo marcó para siempre
Su papá, Manuel Medina, quien lo entrenaba y quería verlo consagrado como un profesional, murió el 1 de septiembre de 1997, cuando Wilder apenas tenía 16 años: “Esa fecha es difícil para mí (…) ahí mi vida se partió en dos”.
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Tras este lamentable suceso, la mamá de Wilder Medina decidió salir de Puerto Nare en busca de oportunidades para ella y sus hijos. Sin embargo, juntos llegaron a un barrio de Rionegro, Antioquia, en el que los conflictos sociales eran evidentes.
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“Fue un entorno muy difícil y ese cambio de un pueblo a un barrio tan pesado a mí me cayó durísimo, porque ahí fue donde conocí las drogas”, manifestó Wilder Medina al revelar que “lo primero que cogí fue un cigarrillo y luego probé la marihuana”.
Así, poco a poco, se fue adentrando en un peligroso mundo en el que, aunque dice que nunca robó, sí hizo parte de las pandillas. En paralelo, sus habilidades futbolísticas le abrían campo en la cancha, jugando con el Rionegro, sin embargo, dice que no recibía ningún salario y por ello se refugiaba en las filas de la delincuencia para tener plata.
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Para 2002, fue a probar suerte en el Atlético Huila y se ganó uno de los tres cupos que había para confirmar el equipo opita. Allí se estrenó como profesional y marcó sus tres primeros goles, pero la sombra de una adicción lo perseguía y se acrecentaba.
“Yo me la ingeniaba para fumar después de los partidos”, manifestó Wilder Medina en Se Dice de Mí, agregando que en ese momento “no tenía la capacidad suficiente para ponerle un alto en el camino a esto”.
Reveló, además, que en una larga noche de fiesta probó la cocaína y “me volví adicto a eso, ya la marihuana ni la fumaba”. Así conoció un abismo del que por poco no sale: “no quería ni comer, ni bañarme, a veces pasaba dos, tres, días sin bañarme, sin lavarme los dientes, con los mismos calzoncillos”.
Pierde uno todo. Eso se va convirtiendo en algo tan grande que si usted no hace un pare en el camino, a eso lo lleva, a mí me llevó a eso
Wilder Medina jugó también con el Deportes Tolima, pero, como él mismo reconoce, salió del club por la puerta de atrás: “Yo llegué al deterioro totalmente”. Además, de alejarse de su carrera deportiva, también lo hizo de su familia. Los cinco hijos que tenía con cuatro mujeres distintas apenas si recibían el dinero de la manutención, no se reunía con ellos ni los llamaba.
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Pese a estar perdido en el mundo del alcohol y las drogas, logró encontrar una luz en el camino y por ello recuerda con agradecimiento al equipo bogotano Santa Fe y su entonces presidente, César Pastrana, quien creyó en él y le dio la oportunidad de salir adelante ofreciéndole un tratamiento personalizado mientras militaba en el club.
Con el equipo capitalino fue el goleador que soñaba, pero al tiempo que acumulaba dinero y fama volvía a caer en malos pasos. De hecho, enfrentó varias polémicas, desde andar armado hasta fuertes peleas con compañeros de equipo, como el arquero Camilo Vargas, con quien protagonizó un duro episodio.
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“No lo llevaba muy bien porque no saludaba y ese día que perdimos la final yo entré llorando y llegó él (Camilo Vargas) diciendo ‘no, tranquilos, perdimos la final, no pasa nada’ y como que se me vino todo y me fui a darle puños”, reveló Wilder Medina.
El exfutbolista confesó que luego estando ebrio llegó a contemplar atentar contra la vida del arquero Camilo Vargas, “yo dije: ‘le meto un tiro a ese muchacho y acabo el fútbol y, así me toque irme pa’ la cárcel, yo lo pago’”, pero una llamada del presidente del equipo antes de llegar al entrenamiento evitó lo que pudo haber sido una tragedia.
“Don César me llama y me dice: ‘usted ya llegó tarde al entrenamiento, usted está tomado, vaya descanse, yo voy a presentar su carta de renuncia’ (…) ¿Qué hubiera pasado si yo hubiera llegado al entrenamiento? Yo con esa rabia que llevaba, con tragos encima, yo lo hubiera cometido, hubiera dejado a la selección Colombia sin uno de los mejores arqueros en este momento, que es el titular”, reconoció.
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Luego de Santa Fe, jugó en Ecuador y Bolivia, pero terminó su carrera profesional en Colombia, en Fortaleza, en 2017. Sin embargo, sus capacidades para jugar al fútbol eran tan deslumbrantes que muchos lamentan que no haya podido demostrarlas en Europa.
“Wilder hubiese sido un hombre de haber jugado en Europa, de haber jugado en los mejores equipos, porque es que es un hombre diferente, es un jugador diferente”, reconoció en Se Dice de Mí César Pastrana, otrora presidente de Independiente Santa Fe.
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Ahora, tras recuperarse totalmente de sus adicciones, Wilder Medina lleva un mensaje a las nuevas generaciones para, a través del ejemplo, evitar que muchos niños y niñas caigan en el mismo infierno que él.
“Uno al mundo viene es a cumplir propósitos y él (Dios) dejó que yo fuera goleador y la rompiera en el fútbol, pero el más grande propósito lo tengo hoy, con estos jóvenes”, enfatizó Wilder Medina en Se Dice de Mí puntualizando que “voy a morir sobrio, eso sí téngalo claro, pa’ atrás ni pa’ coger impulso, porque esta es la vida que me merezco”.