Al límite de su capacidad se encuentran varias unidades de cuidados intensivos y lo más difícil para el personal de salud es que la gente joven muera por COVID-19.
Yulieth María Zabaleta, coordinadora de UCI de la Clínica Nueva El Lago, reconoce que lo vive a diario en su trabajo es "un panorama bastante triste, es un ambiente complicado, de un afán todo el tiempo por querer hacer muchas actividades: es un código azul, una intubación, pasar otro catéter y este tema es bastante impactante".
Pero lo más doloroso que ha enfrentado en los últimos meses es “ver morir gente joven, ver cómo las personas jóvenes, de tu misma edad… dar la noticia ya no a los hijos de los fallecimientos de los papás, sino decirle a un papá que va a fallecer su hijo, ha sido difícil”.
(Puede ver: “Fueron días difíciles”: periodista de Noticias Caracol habló de su dura batalla contra el COVID-19)
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El doctor Andrés Martínez Guerrero, gerente general de la clínica, cuenta que hay "muchos casos en los que en la institución se encuentra el papá, en otra institución se encuentra el hermano, en otra institución se encuentra la mamá y al final terminan falleciendo, es algo que no nos esperábamos nunca cuando decidimos optar por esta profesión”.
Además, debe aceptar la decisión de “muchos pacientes, que dicen ‘no quiero llegar a la ventilación’, les respetamos su voluntad y también esa incertidumbre que genera el qué sentirá el paciente que decide no llegar hasta un final de una herramienta como es la ventilación mecánica y decide simplemente morir, es algo difícil porque en las instituciones de salud lo que queremos es llevar a las personas salud”.
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Pero pese al desgaste físico y emocional, ellos siguen haciéndole frente al momento que describen como el más crítico en año y medio de pandemia.
Por eso insisten en el mismo llamado a los ciudadanos: “necesitamos que se cuiden, valoren su vida, no queremos en la institución de salud, estamos para servirles, pero cuando sea justo y necesario”.