La doctora Fernanda Hernández, editora de salud en Noticias Caracol, explica la importancia de que reciban la vacuna COVID-19 quienes ya se han contagiado.
La primera razón, dice la epidemióloga, es que las defensas que se desarrollan entre infecciones varían de una persona a otra. Además, no se sabe cuánto dura la protección o inmunidad natural contra el coronavirus (6, 8 o 12 meses) y porque, aunque es raro, existe la posibilidad de reinfección.
Ante la escasez de recursos de vacunas es necesario priorizar a la población según su “riesgo de exposición, la duración de la respuesta a los anticuerpos, la universalidad, equidad, solidaridad, distribución y disponibilidad de las vacunas para considerar a su vez estas personas que ya tuvieron infecciones previas por el coronavirus”, dice José Oñate, presidente de la Asociación Colombiana de Infectología.
En palabras más claras, “se deben priorizar aquellos grupos que pueden presentar un alto riesgo de infección y también las personas que tienen una alta posibilidad de complicaciones, hospitalizaciones y muerte por este virus”, agrega el experto.
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Instituciones como el CDC, Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, aconsejan a quienes recibieron tratamiento con anticuerpos monoclonales o plasma de convaleciente esperar 90 días para recibir la vacuna COVID-19.
Oñate insiste en que las “personas que ya tuvieron infecciones previas tienen baja posibilidad de presentar reinfecciones. Sin embargo, el virus está cambiando, generando mutaciones, que a su vez producen variantes. Todavía no conocemos con exactitud el impacto en epidemiología y en la clínica de estas variantes. Recomendamos continuar con las medidas de bioseguridad utilizando el tapabocas”.
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Aplicar la vacuna COVID-19 en quienes ya se recuperaron de la infección no causa efectos adversos.