Julio Aldana, director del Invima, dijo que la primera etapa de estas pruebas se hará con un grupo pequeño de pacientes.
Para la segunda fase, que sería de seis a ocho semanas, la Universidad de La Sabana podría escoger un grupo de hasta 300 personas.
Según Aldana, no hubo demora para la aprobación de pruebas con estos ventiladores mecánicos de bajo costo.
“Estamos haciendo en tres meses lo que en condiciones normales tarda dos o tres años”, afirmó, ya que “la sala especializada del Invima está en sesión permanente virtual, guardando un equilibrio entre la emergencia que trae la pandemia y el rigor sanitario”.
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Agregó que el instituto adoptó la modalidad de permitir la producción de los ventiladores para que, una vez terminen los estudios, estos puedan entregarse para ser usados en las unidades de cuidados intensivos.
Son 21 las propuestas que ha recibido el Invima de ventiladores para ayudar en el tratamiento de pacientes graves de COVID-19.
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Aldana añadió que la escasez de estos respiradores, en parte, se debe a que los “países ricos que los producen los han retenido o acaparado para su uso”.