Hay que perder el miedo, hablar sin prejuicios del tema y, en caso de no tener ganas de vivir o detectar a alguien que pasa por eso, pedir ayuda.
El dato es alarmante: cada 40 segundos ocurre un suicidio en el mundo. Lo peor es que, según los expertos, estas son muertes evitables.
Está entre las 20 causas de defunción más importantes en personas de todas las edades en el mundo. Aun así, ha sido subestimado por la mayoría y convertido en un tema del que nadie quiere hablar.
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“Dolorosamente, este ya es un tema que abarca la población en general. Tenemos cifras donde se observan niños desde los ocho años que han llegado a suicidarse. Los adolescentes son una población muy álgida también. Pero, realmente, esto ya no tiene ninguna diferencia”, explica Liliana Betancourt, de la Asociación Colombiana de Psiquiatría.
Pero, ¿cuáles son los principales factores de riesgo?
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“Son las enfermedades mentales no tratadas, no detectadas. Entre ellas están la depresión, los trastornos de ansiedad, los consumos de sustancias psicoactivas”, recalca Betancourt.
Quien se quita la vida carga con un gran sufrimiento emocional que da señales. Siempre hay un gesto, una palabra ante las cuales familiares y amigos deben estar atentos con una mirada de ayuda y escucha, libre de burlas y de críticas.
“No minimizar el mínimo cambio de comportamiento, cambio de actitud, cambios de estado de ánimo, y expresiones como ‘me quiero morir’ o ‘para qué sigo en este mundo’. Todas esas expresiones, de tipo y de connotación negativa, deben llamarnos la atención y ser una señal de alarma”, puntualiza la especialista.
Con motivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, la Asociación Colombiana de Psiquiatría y el Ministerio de Salud lanzan la campaña ‘Prevenir es preguntar’.
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“Preguntarles a todas esas personas que tenemos cerca cómo está, si está triste, si quiere morirse o quitarse la vida. Es una pregunta que a muchos nos ha dado miedo hacer en algún momento”, dice Betancourt.
Una pregunta en el momento indicado puede salvar una vida. Por eso, además, hay que estar listo para poder enfrentar la respuesta con acompañamiento y teniendo claro a quién acudir para un manejo profesional de la situación.
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Hoy la invitación es a que cada uno se comprometa con la prevención de suicidio y, como símbolo de apoyo, encienda una vela a las 8 de la noche.
Prevenir el suicidio es responsabilidad y trabajo de todos, no solo de psicólogos y psiquiatras. Hay que acabar el estigma y dejar el miedo para que no sigamos perdiendo más vidas.