El último mensaje que publicó Tina Turner
en sus redes sociales antes de fallecer fue un llamado a la salud renal y la hipertensión, un padecimiento que la persiguió hasta la parte final de su vida. Según la Organización Panamericana de la Salud, la insuficiencia renal crónica es responsable de 2,4 millones de muertes anuales y las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de defunción en las Américas.
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“Mis riñones son víctimas de no haberme dado cuenta de que mi hipertensión, debería haber sido tratada con medicina convencional. Me he puesto en grave peligro al negarme a afrontar la realidad de que necesito un tratamiento diario y de por vida con medicación”, expresó Tina Turner, admitiendo que durante mucho tiempo creyó que su cuerpo “era un bastión intocable e indestructible”.
El no prestarle atención a los síntomas que manifestaba su cuerpo llevó a que en 2013 la llamada reina del rock & roll tuviera que recibir un trasplante de riñón para salvar su vida. Expresó que de haber sido consciente sobre la relación que tienen los padecimientos como la hipertensión con los riñones se habría ahorrado mucho sufrimiento.
La nefróloga Alejandra Molano Triviño explicó que estos son órganos llenos de arterias, por lo cual se ven directamente afectado por enfermedades como la hipertensión, pues esta tiene poder sobre todos los conductos.
Los problemas pueden tardar años en desarrollarse y suelen hacerlo de manera silenciosa, por lo cual es común que los pacientes se enteren cuando los daños estén en un estado avanzado y quedan pocas opciones de tratamiento, muchas de ellas son invasivas como las diálisis o los trasplantes.
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Para Molano, uno de los grandes mitos se generan al pensar que solamente se tiene tensión alta cuando se presentan dolores de cabeza o la cara caliente. Estos pensamientos traen “consecuencias terribles, porque entonces el paciente no va sus controles y no se toma sus medicamentos”.
Así mismo, los sondeos estiman que en Colombia hay casi 4 millones de adultos con problemas de hipertensión. De estos, más de millón y medio no se han hecho los estudios pertinentes para hacer un diagnóstico acertado, pero lo más probable es que posean algún grado de compromiso renal.
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Las enfermedades renales crónicas y la hipertensión no tienen cura, pero, de ser detectadas a tiempo, pueden ser controladas y mejorar la calidad de vida. Hay un gran reto para generar una mayor conciencia sobre la prevención, los hábitos de vida saludable y la detección oportuna.