María de los Ángeles Suárez espera con gran expectativa el momento en el que por fin pueda superar las secuelas que le dejó el COVID-19 para retomar las actividades que realizaba habitualmente. Por recomendación médica, hoy debe evitar el esfuerzo físico, pues aún tiene dificultad para respirar. En un café internet en Floridablanca(Santander), un negocio familiar, pasa buena parte del día.
“Aquí estoy hasta las 11, voy y me acuesto y a las 4, después de bañarme y hacer todo el aseo, (debo) llamar a mi nuera a que me vista porque hasta eso me cuesta trabajo”, cuenta.
No sabe con exactitud de qué manera se contagió, pero dice que desde que empezaron los primeros síntomas, sus días no son como antes.
“Yo ya iba era ahogada, cuando me llevaron a Florida, mi hijo me sacó alzada”, asegura.
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Durante decenas de días, María tuvo que luchar por su vida en una UCI y sus familiares solo podían tener información de ella cuando los médicos los llamaban a darles los partes médicos.
“El pronóstico era siempre que muy delicado, había un día que de pronto les decían que bien, es lo que ellos me dicen, mis hijos, los llamaban y les decían que hoy está más o menos y otros en los que decían: ‘su mami está muy grave’”, recuerda.
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Así transcurrieron 45 días en la unidad de cuidados intensivos.
“Yo pensé que, de pronto, yo había estado hospitalizada como decir unos dos días, no que había pasado todo ese tiempo”, señala.
Lo que María de los Ángeles no imaginó es que aún tres meses después de haber regresado a casa, las secuelas del COVID seguirían afectándola.
“Las secuelas: estar ahogada a todo momento, ganas de no pararme, mucho desaliento”, subraya.
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Sin embargo, hay días en los que dice sentirse nerviosa.
“Hay días que me siento muy malita, que no quisiera nada”, manifiesta.
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Del otro lado de la vitrina del café internet, desde donde ve pasar gente por la calle, dice que no comprende por qué algunas personas no usan tapabocas y otras retan al virus yendo a reuniones y a fiestas.
“Que piensen en los que están en la casa, inclusive en ellos, ellos también y pienso que la gente tiene que ser sensata, que esto no es un juego, que nos vamos a reunir, no señor”, afirma.
María de los Ángeles espera recuperarse pronto. Así como también espera le llegue el turno para recibir la vacuna contra el COVID-19.