El COVID-19 pronto podría ser comparable a la amenaza de la gripe estacional, afirmó la Organización Mundial de la Salud (OMS), que espera reducir aún más su nivel máximo de alerta este 2023.
Tres años después de que apareciera el coronavirus "estamos llegando al punto en que podemos considerar el COVID-19 de la misma manera que consideramos la gripe estacional, es decir, una amenaza para la salud. Un virus que seguirá causando muertes, pero que no perturba nuestra sociedad o nuestros sistemas hospitalarios", destacó el jefe de programas de emergencia de la OMS, Michael Ryan, en conferencia de prensa.
"Estoy muy satisfecho al comprobar que, por primera vez, el número semanal de muertes comunicadas en el último mes es inferior al registrado cuando utilizábamos la palabra 'pandemia' por primera vez, hace tres años", subrayó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, mostrándose "confiado" en que la OMS pueda reducir su nivel máximo de alerta "este año".
¿Pero qué significa que su amenaza sea similar a la de una gripe estacional?
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Andrea Ramírez, epidemióloga de la Universidad Nacional, explica que lo que pasa es que “puede que aumente su transmisión en algunos periodos del año, como por ejemplo pasa con la influenza estacional y el virus sincitial respiratorio”.
También depende del cambio climático y del comportamiento de la vacunación, pero no quiere decir que estamos fuera de peligro.
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La epidemióloga Ramírez precisa que “aún con la variante ómicron altamente transmisible circulando, sería posible que emergiera una variante más transmisible y que volviera a ser que hubiera un pico de la infección, pero eso todavía se está evaluando”.
Por eso, no hay que olvidar cuidados básicos como el uso del tapabocas y el lavado de manos.
“Al igual que otros virus respiratorios, el virus del SARS-CoV-2 va a seguir generando complicaciones en las personas de mayor riesgo y también va a seguir generando mortalidad en aquellas personas más susceptibles o aquellas personas que no tengan esquemas de vacunación completos”, recalca el epidemiólogo Christian Pallares.
Por su parte, el director de la OMS expresó que "tres años después, se reportaron casi siete millones de muertes por COVID-19, aunque sabemos que el número es mayor".
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No obstante, lamentó que "a pesar de que cada vez tenemos más esperanzas de llegar al fin de la pandemia, la cuestión de cómo comenzó sigue sin respuesta".
A este respecto, apuntó hacia China que, sin avisar a la OMS, publicó a finales de enero una información en la mayor base mundial de datos sobre las secuencias de SARS-CoV-2 (Gisaid) que podría ser de utilidad para averiguar el origen de la pandemia. Sin embargo, poco después la retiró.
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La OMS fue informada de esta publicación, no por China, sino por científicos. Los datos, que proceden del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, se refieren a muestras tomadas en el mercado de Huanan, en Wuhan, en 2020, especialmente en perros mapaches.
Estos datos, que los científicos pudieron descargar y analizar mientras estaban en línea, "no dan una respuesta definitiva a la pregunta de cómo comenzó la pandemia", explicó el doctor Tedros, pero "podrían -y deberían- haberse compartido hace tres años".
Hasta ahora, han circulado varias teorías sobre el origen del COVID-19, desde una eventual transmisión al hombre por un animal intermedio presente en el mercado de Wuhan a una fuga de laboratorio.
Los nuevos datos chinos aportan nuevos elementos, explicó la doctora Maria Van Kerkhove, responsable de la lucha contra el COVID-19 en la OMS, pero aún quedan muchas preguntas por responder sobre los animales que se vendían en el mercado de esa ciudad china, como si eran o no domésticos y de dónde procedían.