De acuerdo con las cifras, las posibilidades de que un paciente con COVID-19 sobreviva luego de ingresar a una UCI no son muy altas. En Wuhan falleció el 90% de los pacientes con coronavirus que ingresó a una unidad de cuidados intensivos, en Nueva York más del 80% y en un caso más cercano, en Barranquilla el mes pasado llegó a morir el 70%.
En Texas, donde más de 100.000 personas están hospitalizadas por COVID-19 , los médicos intentan contener las lágrimas mientras atienden a enfermos atemorizados porque no creen salir vivos de la unidad de cuidados intensivos.
Por el repunte de casos en Colombia que está llevando al colapso a las UCI, el intensivista Mario Gómez hizo una reflexión no solo por la capacidad de estas.
“No basta solo con ponerle un respirador y planearle un algoritmo” al enfermo, dice. Para la atención de estos pacientes “se necesita mucha experticia, mucha destreza (…) La alternativa de poner boca abajo a los pacientes es una esperanza, pero no es una panacea”, explica.
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Recalca, además, que se necesita “gente altamente entrenada” y aunque eso “ha inducido de buena a la fe a adelantar los grados de los jóvenes es una solución que genera mucha incertidumbre. No me imagino a un gobernante, en medio de la recesión, nombrando a un joven recién salido de economía, con un diplomado en impuestos, como ministro de Hacienda”.
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Al ser preguntado sobre las posibilidades de sobrevivir de un paciente con coronavirus que ingresa a una UCI, el médico Gómez dijo que eso “depende de la intensidad del compromiso respiratorio y de los compromisos de riesgo”.
“Dependiendo de la reserva del individuo y del compromiso respiratorio y sistémico que produzca la enfermedad, está relacionado. El manejo es muy complejo”, agregó.
Con la enfermedad también llega el miedo para los pacientes.
“Del temor al pánico no hay sino un paso. Cuando uno está así de comprometido genera mucho miedo y mucha angustia”, lo que complica la atención.
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Médicos no tienen poderes sobrenaturales
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El intensivista expresó que el trabajo y el estrés para el personal de salud se duplicó con la pandemia.
“La gente piensa que tenemos poderes sobrenaturales y no los tenemos. Somos seres humanos como cualquiera de los otros. Simplemente tenemos unos conocimientos aparte de unas destrezas distintas. También nos da miedo, también tenemos riesgos, también es agotadora la labor que se hace”, dijo.
Sostuvo que “someterse a un sistema de limpieza adecuado para entrar a ver a un enfermo que no responde a los esfuerzos que uno está tratando de hacer para salvarlo, es duro”.
“Agréguele el maltrato social al que hemos sido sometidos”, señaló.
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Por eso pidió a los ciudadanos usar de forma correcta y prudente el tapabocas: “con el material adecuado evita más del 95% de riesgo de contaminación”.
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