En el contexto que vive el país, por el paro nacional y los disturbios, hay otra gran damnificada y tal vez menos visible: lasalud mental. Sentimientos como miedo, zozobra, tristeza se experimentan ante la sumatoria de hechos y es totalmente normal. La tarea es verlos, aceptarlos y avanzar.
“Validar emociones ya sean positivas o negativas, porque desde ahí podemos trabajar. Cuando validamos nuestras emociones, podemos validar la emoción del otro, entenderlo y apoyarlo. Lo otro es ser empático, ponernos en los zapatos del otro, el contexto que ha vivido el otro para poder entender esa posición que a veces se aleja mucho de la nuestra”, explica Felipe Villegas, psiquiatra.
“Los fenómenos sociales y esta situación del mundo que se va sumando creo que sacan lo mejor y lo peor de las personas. Hay que volver a pensar cuál es el objetivo de todo esto, creo que es un llamado a la reflexión”, manifiesta Katherine Parra, psiquiatra.
Esto se logra hablando y escuchando.
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“Hablar del tema, ponerlo sobre la mesa, no esconderlo; si es el escenario de un aula de clase, de un comedor, cuando estamos almorzando en familia, hay que hablarlo, hay que sacar todo eso que pensamos”, subraya Parra.
“Todos tenemos que aprender a oírnos, a escucharnos, a entender, a valorar la opinión del otro. Sin duda la posibilidad de ser reflexivos, entender cómo los seres humanos tienen preocupaciones, dolores, ausencias y carencias”, señala Rodrigo Córdoba, psiquiatra.
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Además de esa tarea colectiva, hay actividades puntuales que cada uno puede realizar para sobrellevar y manejar las emociones negativas.
“Disminuir la sobreinformación, pensar en el aquí y el ahora, el momento presente es el único que existe, si pensamos en el futuro seguramente nos va a generar mucha ansiedad sobre qué es lo que va a pasar y no lo podemos controlar; actividad física, búsqueda de grupos de apoyo”, detalla Villegas.
Hay que recordar que todos tienen la capacidad de reponerse ante diversos eventos traumáticos.
“Capacidad de aprender de las situaciones adversas, la capacidad de crecer sobre lo que nosotros consideramos que no tiene solución. Yo creo que es un momento de reconstruirnos interiormente”, asegura Córdoba.
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Tampoco se puede olvidar a los más pequeños en casa, las emociones son contagiosas y ellos fácilmente pueden verse afectados por lo que viven los adultos.
“Dejarlos que hagan las preguntas que corresponda, no tener miedo cuando no sepamos la respuesta. En casa recomendamos apagar las noticias, las noticias en este momento pueden ser muy confusas y pueden hacerles mucho más daño a ellos, seguir haciendo actividades en familia”, apunta Liliana Betancourt, de la Asociación Colombiana de Psiquiatría.
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Finalmente, algo esencial: si las emociones se desbordan, si siente que están fuera de control y afectan su desempeño familiar, social y laboral: levante la mano y pida ayuda.