Cuando alguien tose, estornuda, grita, hace ejercicio o canta no solo expele gotas, que muchas veces se ven. También expulsa aerosoles, que son unas partículas o gotitas más pequeñas, microscópicas.
Es como humo que sale de la boca y que no se puede ver. Estas partículas, al ser tan diminutas, no caen fácil al piso como las gotas grandes.
Los virus en aerosoles, como el COVID-19 , pueden permanecer suspendidos en el aire desde segundos hasta horas y ser inhalados, como el humo. Están muy concentrados cerca de una persona infectada, por lo que es posible que afecten fácilmente a quienes se encuentren en las proximidades.
Así que no solo las gotas respiratorias grandes que salen como proyectil al hablar o toser jugarían un papel importante en la transmisión.
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Un artículo de la revista Science firmado por médicos, virólogos, especialistas en salud pública y expertos en aerosoles hace un llamado sobre uno de los temas más controvertidos durante esta pandemia: la transmisión aérea del coronavirus.
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Esto confirma el riesgo de los espacios cerrados, mal ventilados y con mucha gente. Tanto así que expertos aseguran que el peligro de contagiarse de COVID-19 en interiores podría ser casi 20 veces mayor que en el exterior o espacios abiertos.
El llamado es a aumentar las actividades al aire libre, ventilar mejor los espacios cerrados y usar tapabocas en todo momento, incluso en espacios interiores.
Precisamente, el centro para el control y prevención de enfermedades de los EE. UU actualizó sus directrices y reconoce que puede presentarse contagio aéreo cuando hay exposición prolongada a partículas respiratorias generadas con esfuerzo respiratorio como gritar.
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