El infectólogo ha hecho serios cuestionamientos al Gobierno por las “medidas tibias y laxas” que ha impuesto en las últimas semanas del año para evitar la propagación del coronavirus.
“Ahora que necesitamos medidas fuertes y que seguramente son antipopulares, prima el componente político y no el científico. Un número de casos más alto que el pico de agosto con un número de fallecidos inaceptable. Cuánto dolor. No más cálculos políticos. Salven vidas”, trinó.
Ahora qué necesitamos medidas fuertes y que seguramente son antipopulares. Prima el componente político y no el cientifico.
— carlos e perez (@cperezd) December 30, 2020
Un número de casos más alto que el pico de agosto con un número de fallecidos inaceptable.( cuanto dolor )
No más cálculos políticos. Salven vidas .
Por eso, Pérez hizo un llamado a los gobernantes a “actuar sensatamente”.
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“Lo que sucedió en julio y agosto es que se hicieron medidas de confinamiento, restrictivas, donde tanto la comunidad política, científica, la sociedad, nos pusimos de acuerdo en que teníamos que tener medidas restrictivas para evitar el contagio (…) Ahora son medidas más tibias, más laxas y entendemos el problema económico”, cuestionó.
Según él, “es la hora de tomar medidas más restrictivas y de confinamientos y tomar decisiones, es por unas pocas semanas, no van a ser meses, estamos ad-portas de una vacuna”.
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Pero dichas restricciones deben ser sectorizadas, aclaró, al reconocer que estas “no eliminan el virus, no disminuyen el número de muertos, pero ralentizan, enlentecen la aceleración y permiten a los sistemas de salud actuar de manera adecuada”.
Sostuvo que este momento es una oportunidad para “reaccionar de una forma coherente y reducir el número de casos”.
Comportamiento ciudadano
El infectólogo Pérez también criticó el proceder de muchos ciudadanos que no se cuidan de la pandemia “y cuando llegan al hospital llegan de forma agresiva; ‘yo no me dejo intubar, yo no me dejo hospitalizar, es que esto se lo inventaron los médicos, a mí me tienen que atender ya porque tengo prepagada, etcétera’, como si uno tuviera la culpa de lo que está pasando con la sociedad”.
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“Sí, uno se frustra cuando sale a la calle y ve que el comportamiento social es muy diferente a lo que uno esperaría después de ver tanto dolor en un hospital”, agregó.
Su sentir es similar al de Lina María Navarro, una enfermera en jefe en un hospital de Villavicencio que terminó renunciando por la carga emocional.
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“Gente aglomerada, sin tapabocas, no les importa, la gente es grosera, culpan al personal de salud, que nosotros matamos a la gente”, es lo que escucha a diario.
Afirmó que renunció por cansancio, pero no físico, sino “emocional y espiritual, porque era muy triste ver cómo las personas fallecían”, pese a trabajar 300 horas al mes y, a veces, sin comer o tomar algo.
“No se trata de ser héroes ni de recibir aplausos, lo que necesitamos son empleos dignos y bien remunerados”, así como “compromiso social y un poco más de decisión en la parte política para frenar el número de contagios”, concluyó el infectólogo Pérez.