Izaac Roberts tenía 14 años cuando empezó a experimentar convulsiones que fueron aumentando su frecuencia con el pasar de los años. A los 17, los ataques comenzaron a presentarse hasta tres veces al día, debilitando y entumeciendo su cuerpo y afectando su habla. El joven, originario de la ciudad de Birmingham, en Inglaterra, siempre pensó que tenía epilepsia pero luego de realizarse exámenes y pruebas cerebrales, los médicos le diagnosticaron un tumor grave que debía ser extirpado.
De esa manera fue remitido a un neurocirujano de apellido Chan, quien elaboró un plan de acción para eliminar por completo el tumor cerebral de Roberts sin necesidad de realizar una biopsia.
A sus 18 años, Izaac Roberts fue ingresado al quirófano en donde el especialista le perforó el cráneo mientras estaba sedado y, una vez despertó, su cerebro estaba expuesto. Mientras el doctor Chan extraía el tumor, el joven estaba consciente y era obligado a leer palabras claves de una lista que tenía su neuropsiquiatra.
En ese momento, era vital que el equipo de especialistas pudiera identificar las áreas más delicadas del cerebro para evitarlas, ya que un milímetro raspado en el sentido equivocado podía comprometer permanentemente la capacidad de habla del paciente.
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A la mitad de la intervención quirúrgica, Roberts se sintió angustiado de repente y empezó a convulsionar, mientras seguía con el cerebro expuesto y el cráneo abierto. "Fue muy surrealista. En un momento estaba haciendo la prueba y hablando, y al siguiente podía sentir que la mitad derecha de mi cuerpo se movía. No podía hablar", relató el joven al diario local Mirror.
El neurocirujano reaccionó rápidamente inundando el cerebro de Roberts con una solución salina y, una vez controlado el movimiento, siguió con la cirugía que concluyó luego de siete horas. Pero el proceso no terminó allí, pues una resonancia magnética reveló que todavía quedaban restos del tumor y debía volver a someterse a cirugía.
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Esta vez el procedimiento era más complicado, ya que los restos que quedaban estaban atorados en un vaso sanguíneo. La intervención, que duró diez horas, fue realizada de manera exitosa y se pudo extraer la totalidad del tumor, que resultó ser benigno.
Luego de su recuperación, Izaac Roberts volvió a la universidad sin efectos secundarios y completamente normal. Actualmente se encuentra cursando su primer año de licenciatura en Ciencias de la Computación en la Universidad de Birmingham y ha ido dejando de tomar su medicamento para las convulsiones.