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Lo que puede ocultar el tapabocas

A pesar de que muchos municipios ya no exigen el uso del tapabocas en espacios abiertos, algunas personas siguen y seguirán utilizándolo. Detrás de esto no solo hay motivos relacionados con evitar el contagio del coronavirus.

Bogotanos prefieren seguir usando el tapabocas pese a flexibilización de la medida

Sin duda, el uso del tapabocas ha sido una de las medidas más polémicas durante estos dos años de pandemia. Hoy, cuando hemos superado el cuarto pico y se alcanzan altos niveles de vacunación en la población, las autoridades empiezan a levantar ciertas medidas y una de ellas es el uso del tapabocas en espacios abiertos .

Sin embargo, muchos decidieron quedarse con la mascarilla. Además de la “costumbre”, las razones de higiene son una de las principales justificaciones. Por ejemplo, porque nunca volvieron a tener síntomas gripales. No obstante, también hay persistencia de miedos, temores e incluso afloran rasgos de personalidad como explica el psiquiatra Rodrigo Córdoba: “sin lugar a duda empiezan a aparecer otra serie de situaciones. En algunos, las características de personalidad de cada uno de ellos. Es decir, esas personas con situaciones más obsesivoides, del temor al contagio entonces seguramente por mucho tiempo lo usarán”.

También están los introvertidos que prefieren mantener distancia o los que encontraron en el tapabocas un aliado para el anonimato. En otros incluso, la mascarilla se convirtió en la herramienta para no maquillarse, no afeitarse o para ocultar defectos físicos. Es decir, una especie de bastón, como afirma el Doctor Córdoba: “el tapabocas terminó siendo algo que servía para tapar eso, como alguien que se le cae el pelo y usa peluca. Entonces el tapabocas se volvió un elemento para esconder esas situaciones que le generaban cierta vergüenza y se volvió un bastón que le daba seguridad para enfrentar socialmente esas situaciones que consideraba más frágiles o más débiles”.

Sea cual sea la razón por la que algunos sigan usando el tapabocas siempre, lo cierto es que esta conducta puede ser una señal de alarma cuando se asocia a conductas que alteran la funcionalidad social, familiar y/o laboral. El especialista pide no subestimar el tema y encender alarmas cuando “aquellos que se les hace esto persistente, duradero y en ocasiones disfuncional, es muy importante que empiecen a buscar ayuda. Muchas veces esto termina siendo la máscara; el lugar donde se esconden muchos temores, muchas situaciones. Entonces termina siendo el refugio de esas angustias, de esas tristezas, de esas preocupaciones de que algo o alguien me puede hacer daño”.

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Como sucedió al comienzo, ahora también la adaptación es un proceso gradual en el que poco a poco aprenderemos a evaluar las situaciones y a definir, según el riesgo, cuándo sí y cuándo no usar el tapabocas para que realmente cumpla con su función esencial.

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