Desde que inició la pandemia , día a día hay datos que permiten ver cómo cambia y crece el brote; uno de ellos es el mapa de la Universidad Johns Hopkins.
En entrevista con la doctora Fernanda Hernández, editora de salud de Noticias Caracol, el profesor e investigador Óscar Cingolani explicó lo que ha pasado y lo que puede venir con este registro sobre el COVID-19.
Doctora Fernanda: ¿Además de casos confirmados, fallecimientos, qué más ha mostrado este mapa, por ejemplo, sobre la respuesta de los países?
Óscar Cingolani: Bueno, desde que comenzamos a usarlo, hace ya más de un año, hemos visto que muchos países ya sea por medidas iniciales drásticas de aislamiento, testeo masivo, distanciamiento social y también en algunos casos geográficas, han podido controlar y aplastar esa curva inicial. Hemos visto cómo países que no han sido efectivos en distanciamiento han tenido curvas que en realidad han persistido elevadas en el tiempo o han tenido olas por encima de una ola inicial y nunca han llegado a bajar.
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DF: ¿El mapa ya empieza a mostrar el impacto en los países que van más avanzados en la vacunación?
OC: Hoy por hoy, si uno mira el mapa deIsrael, tanto la mortalidad como los casos y las hospitalizaciones han caído en la misma línea y en forma muy abrupta y si uno lo separa por edades es mucho más abrupta las de mayores de 65 años, que fueron los que se vacunaron primero, y después le siguen los distintos grupos que se siguieron vacunando más tarde. Eso nos prueba que, en realidad, la vacunación sirve y es efectiva y en Israel ha mostrado serlo y aquí en Estados Unidos en muchos estados estamos logrando lo mismo.
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DF: Hay una notoria diferencia entre el hemisferio norte y el hemisferio sur, los países ricos que han acaparado el mayor número de dosis. ¿Qué implicaciones trae para todos que haya esa marcada diferencia en la velocidad de vacunación?
OC: Las fronteras son permeables, vivimos en un mundo globalizado y hoy por hoy tenemos que ir más allá de vacunar a cada país, a cada región y tratar de ir hacia los países emergentes porque cuanto mayor circulación del virus haya por falta de vacunación, mayor propensión va a haber a que los virus muten y ocurran variantes, que si bien hasta ahora no parecen ser tan resistentes puede haber variantes que sean totalmente resistentes a las vacunas y eso es lo que no queremos.
DF: ¿Cómo ve la situación en la región?
OC: Creo que el primer escollo que va a tener la región es el tratar de seguir con medidas de distanciamiento social, uso del tapabocas y tratar de mantener el mínimo contacto necesario para sobrevivir, porque la economía hay que reactivarla y esto no se puede parar para siempre, pero tratando de aguantar con estas medidas de prevención, que han probado ser muy efectivas hasta que los países logren tener mayor cantidad de vacunación.
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DF: Hay un anhelo generalizado y es el regreso a esa normalidad, a este ritmo de vacunación, ¿qué tan rápido se podría ver ese cambio?
OC: No creo que por los próximos dos años vayamos a volver a la normalidad anterior, yo creo que tenemos que definir a qué llamamos normalidad, pero creo que va a haber un montón de conductas de distanciamiento, de higiene, va a haber mucha gente que perdió familiares y se va a quedar muy atenta a seguir usando tapabocas. Creo que de acá a cierto tiempo vamos a seguir observando gente en los subterráneos, en los metros, en los trenes o en los transportes públicos usando barbijos y creo que mucha gente va a seguir utilizando esta vía de comunicación de computadores desde su casa para trabajar. Así que creo que a la normalidad o lo más cercano a la normalidad no va a ocurrir durante este 2021 y posiblemente, con suerte, la veamos en el 2022 si hacemos un buen trabajo de vacunación.
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DF: ¿Qué cambios se podría ver en los esquemas de vacunación, pensando además en optimizar este escaso recurso?
OC: Yo creo que tenemos que aprender muchísimo a personalizar la medicina. Tenemos que aprender a saber exactamente cuáles son los pacientes que van a requerir una dosis de vacuna y cuáles son aquellos que van a requerir dos o inclusive más dosis de vacunas o aquellos que tal vez no requieran una dosis de vacuna porque han tenido una infección y han desarrollado una inmunidad del virus, que es equivalente al de la vacuna. Hay muchos trabajos de investigación, pero todavía lamentablemente no tenemos algo muy fehaciente, eso lleva tiempo y tiempo es lo que no tenemos, es el recurso más escaso hoy por hoy porque queremos apurarnos a vacunar.
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DF: En términos de seguridad y eficacia de las vacunas ¿qué le dice usted a las personas que aún tienen dudas o no se sienten tranquilos?
OC: Yo les diría a las personas que yo ya estoy tranquilo. Yo no dudé en vacunarme cuando me tuve que vacunar y estoy muy tranquilo. El 99% de los efectos colaterales de las vacunas y habló de las vacunas en general, no solamente de las vacunas para COVID, se ven de los primeros dos a tres meses y los estudios de fase tres se han hecho durante ese tiempo y hoy por hoy llevan mucho más tiempo y todavía, si bien se han visto algunos efectos adversos, el costo-beneficio de vacunarse, la balanza sigue estando para el lado del beneficio.
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DF: Finalmente, ¿cuál es su mensaje para no bajar la guardia?
OC: Creo que es importante que cuando uno esté vacunado siga teniendo esas medidas, hasta que la pandemia esté controlada, simplemente como una medida extraprecautoria y aparte esto es mucho más importante aún tener idea de que alguien que se vacuna no desarrolla inmunidad hasta en un mes o seis semanas después de vacunada, entonces la inmunidad tarda semanas en lograrse, así que es muy común ver vacunados que se relajan porque dicen bueno yo ya tengo la vacuna y se infectan en las semanas siguientes, así que la indicación sigue siendo que estamos vacunados, tenemos una extraprotección, pero no bajemos la guardia y sigamos cuidándonos.