Lo vivió en silencio durante varios años, pero un día pidió ayuda. “No es solo la comida, sino también alimentar otras partes de la vida”, afirma.
Ivonne Orozco reconoce: “No me sentía bien, sentía ciertas partes que no me gustaban, que estaban gordas, pero realmente no era así”.
Para ella, verse en el espejo era enfrentar un demonio.
Entonces, buscó ayuda y durante cuatro años se sometió a un tratamiento basado en psicoterapia, en el que fue clave su familia.
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Así salió adelante y ahora no le caben dudas: “Sí es posible recuperarse”.
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