Según los datos revelados por un reciente estudio sobre la calidad del sueño, entre seis y siete de cada diez adolescentes se despiertan cansados en la mañana, lo que representa un 65% de esta población.
Estos adolescentes pueden presentar señales de somnolencia durante el día y otras consecuencias que van desde baja autoestima hasta obesidad y problemas cardiacos. De acuerdo con los expertos, detrás de esto se encuentran los malos hábitos como el uso de pantallas que literalmente les están robando el sueño y otros motivos externos como la obligación de madrugar mucho a clases.
Contrario a lo que muchos podrían pensar, un adolescente requiere más horas de sueño que un adulto. “Realmente los adolescentes tienen situaciones muy especiales a nivel hormonal, metabólico y funcional en general. Las horas de sueño para ellos tienen una particularidad y es que, en promedio, deberían dormir de 8 a 10 horas”, aseguró María Isabel Escamilla, neumóloga pediatra y experta en medicina del sueño.
No dormir ni descansar lo suficiente en esta etapa de la vida no es inofensivo, todo lo contrario, afecta seriamente el bienestar físico, emocional y mental.
“Los adolescentes que no duermen bien tienen muchísimo más riesgo de tener accidentes de tránsito, por ejemplo, de tener bajo rendimiento escolar, mayores tasas de ansiedad, depresión, suicidio y conductas que se consideran de riesgo como mayor consumo alcohol y sustancias psicoactivas. Desde el punto de vista físico, el sueño también es importantísimo para la regulación hormonal y la regulación de la parte del crecimiento”, añadió Escamilla.
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Falta de rutinas de sueño y abuso de las pantallas estarían dentro de las principales causas de problemas al dormir en adolescentes. “No se acuestan temprano y generalmente están con el celular. Realmente lo que se ha evidenciado con estos dispositivos electrónicos o con la luz artificial en general es que lo ideal es que se pueda retirar al menos dos horas antes de la hora programada de sueño”, explicó la doctora.
Por otro lado, las exigencias escolares les estarían robando horas de sueño a los jóvenes. Incluso, en países como Estados Unidos hay movimientos como empezar el colegio más tarde, que buscan que los niños y adolescentes no tengan que madrugar tanto a clases, pues se ha demostrado que, entre más tarde se levante un adolescente, mejor le va en el colegio.
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“Sería ideal que los niños tengan unas horas adecuadas de sueño, que puedan entrar al colegio en unas horas un poquito más adecuadas. Entendemos que esto quizás no es tan fácil por el tema de las exigencias laborales de los padres, pero digamos que estamos intentando buscar un intermedio para poder asegurar que la dinámica familiar no se afecte, pero que al mismo tiempo los niños no se vean afectados en sus hábitos y en sus horas de sueño”, puntualizó la doctora María Isabel Escamilla.
Evaluar rutinas, respetar horarios, tener disciplina y límites con las pantallas y no dejar pasar señales de alarma, como somnolencia durante el día o falta de concentración, permitirán un descanso real y saludable.