Fundación Médicos Amigos: apoyo para familias de profesionales de la salud que murieron por Covid-19
Las cifras oficiales hablan de 442 fallecidos, entre médicos, enfermeras y personal de la salud, que dejaron viudas y huérfanos. A cinco años de la pandemia, una fundación les ha ayudado con el duelo.
Escribir se convirtió en terapia para el duelo de los hijos de estos profesionales -
Miles de personas que padecieron el COVID
sobrevivieron gracias a los profesionales de la salud. Muchos de ellos sacrificaron su propia vida para salvar a otros.
Las cifras oficiales hablan de 442 fallecidos, entre médicos, enfermeras y en general personal de la salud, que dejaron viudas y huérfanos, muchos de ellos desprotegidos. Por eso nació la Fundación Médicos Amigos para apoyar a las familias de sus colegas.
Escribir se convirtió en terapia para el duelo de los hijos de estos profesionales.
Estos son los cuentos que han salvado vidas
“Papá Conejo estaba muy cansado y un poco agotado. Sus fuerzas se acababan, pero él siempre pensaba en su hermosa familia y en volver a casa. De pronto hubo una gran avalancha, truenos, mucha lluvia y ocurrieron desastres. Todo se inundó. Papá Conejo quedó atrapado sin poder respirar y lamentablemente falleció”, empieza el cuento.
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Papá Conejo era Jason Marín Navarro, un médico barranquillero de 35 años que murió por COVID en marzo de 2021.
“Él trabajaba en la unidad de cuidados intensivos y también en el Hospital de Malambo, en el área de COVID. Entonces, él estaba involucrado directamente con eso y estaba salvando personas. Y en casa todos los días él llegaba refiriéndome las historias, lo que pasaba. Pero nunca nos imaginamos que eso iba a tocar nuestro hogar y nuestras vidas. En realidad, que nunca lo imaginamos”, relató Leidy Restrepo, esposa del médico fallecido.
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“Mamá conejo quedó muy triste y muda de la impresión. La hija Conejo quedó encerrada en la oscuridad muy triste y enojada por lo que le había pasado a su papi”, continúa el cuento.
Para Leidy “fue un proceso duro porque yo quedé con cinco meses de embarazo y la niña, la mayorcita, tenía cuatro años en ese momento; entonces, pues al quedar yo en ese estado de embarazo y mi otra hija, me sentí totalmente desamparada”.
Han pasado 5 años, la fortaleza y el consuelo han hecho lo suyo y un granito de arena en ese proceso lo han puesto los Cuentos que sanan.
Este libro ha sido una herramienta en la superación de pérdidas de familiares médicos -
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“Yo, cuando estaba pequeña, yo siempre decía, papi, ¿qué hacemos? Y él decía…, y él buscaba un juego y nos poníamos a jugarlo cada día. Y también por ahí en diciembre, un día me regaló… Todos los días me regalaba juguetes”, recuerda Salomé Marín, hija de médico fallecido.
"Fueron niños que no pudieron despedirse ni en vida, ni obviamente después. Y es como, pues todos tienen una forma de pasar el duelo. Que es independiente de cada persona, pero es una forma de ellos poder hacer un escrito sobre sus sentimientos con respecto a la despedida de sus seres queridos", acotó Jimena Adriana Cáceres, vicepresidenta de la Fundación Médicos Amigos.
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Lo que empezó como una terapia para estos pequeños huérfanos termino convertido en un libro, iniciativa de la Fundación Médicos Amigos.
“Son 19 cuentos, 17 niños, una viuda y un pediatra. Su abuelo falleció también durante la pandemia y, pues, son cuentos mágicos. Muchos hablan de sus propias experiencias, como relatar todo lo que pasó durante la pandemia. Son cuentos muy dolorosos”, dice Jimena Adriana Cáceres, vicepresidenta de la Fundación Médicos Amigos.
A través del libro y de otras actividades la Fundación apoya a personas que perdieron a sus familiares y que se desempeñaban como profesionales de la salud.
“Y pues el tejido social de esas familias completamente se rompió. No pudieron tener en ese momento una pensión de sobrevivencia, o sea quedaron completamente desprotegidos. (3:01) Entonces la Fundación lo que hizo fue buscar padrinos entre los mismos grupos de médicos y otras personas para poder ayudar o apadrinar en la parte académica y estudiantil de los niños”, complementa Cáceres.
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Hoy en casa de la familia Marín, también quien sería abuela Coneja habla de lo vivido.
“Porque él me cuidaba mucho y yo le decía ‘yo no tengo diabetes, yo no tengo, yo no soy hipertensa’. Entonces él me decía, ‘mami, pero usted es vieja’. Entonces se reía y me decía, ‘recuerde que usted es vieja’. Y lo que me duele tanto, bueno, que mi hijo tan joven y yo tan vieja, y fue él quien murió. Hubiera deseado ser yo. Yo lo lloro todos los días, yo lloro a mi hijo todos los días. Un hijo no se olvida”, aduce Alma Navarro, madre del médico fallecido.
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Papá Conejo sigue vivo en estas líneas. Así como superpapá Ángel, el gran médico, princesa medica wayuu, Andrés Felipe superhéroe y los más de 400 miembros del personal de salud que perdimos a causa del COVID-19.
La familia Conejo mira al cielo y sonríe para recordar su nuevo renacer y a ese ser especial que está allá en el cielo junto a la luz resplandeciente de un día. Y colorín colorado, este cuento es un poeta.