La hepatitis es una condición frecuente en los menores, lo usual es que sea causada por virus como el de la hepatitis A que suele desaparecer con un manejo básico en casa sin dejar daños permanentes en el hígado.
“La hepatitis definida como inflamación del hígado ha existido hace muchísimos años en la historia de la medicina y se ha atribuido a múltiples causas, dentro de ellas las causas virales, que son las más conocidas como la hepatitis A, B, C, D, E, algunos virus como citomegalovirus, Epstein-Barr, entre otros”, explica Claudia Beltrán, infectóloga pediatra.
Lo nuevo con esta hepatitis, llamada de origen desconocido, es que precisamente a los 650 casos probables reportados en el mundo, se les ha descartado, a través de diferentes pruebas, estas causas más comunes y no se sabe por qué aparece y genera un 30% de posibilidades de que este órgano falle.
“Dentro de la investigación de por qué se produce esta hepatitis, ha cogido auge o fuerza la hipótesis de que hay algunos virus, dentro de ellos adenovirus, que se están manifestando de forma más grave en niños e incluso se ha planteado que es posterior a una infección por COVID-19”, señala.
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Incluso, existe la hipótesis de que no sea una hepatitis contagiosa a pesar de que pueda estar relacionada con el adenovirus y el SARS-CoV-2, algo que todavía sigue en estudio.
“Dentro de la fisiopatología se estima que puede ser mediada inmunológicamente, o sea que se trate de algo posterior a la infección viral y por eso todavía no es muy claro que haya una transmisión de humano a humano cuando se presenta hepatitis”, subraya.
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De ahí que aún no haya recomendaciones específicas para evitarla, más allá de medidas generales de autocuidado. En este momento el llamado más claro es a identificar señales de alarma.
“Generalmente son niños que se presentan con síntomas gastrointestinales, previo a dolor abdominal, diarrea. Algunos pueden tener sintomatología respiratoria, gripa y posteriormente empiezan a tener una coloración amarilla de la piel, que es conocida como ictericia, y que se puede manifestar en la coloración amarilla de los ojos”, indica.
En este caso, consultar para evaluación médica y de laboratorio para realizar, además del manejo, una clasificación adecuada del paciente.