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En casos de feminicidios, expertos piden no confundir la maldad con enfermedad mental

Según psicoanalistas y psiquiatras, los autores de feminicidios no son personas que padezcan alguna enfermedad mental que los conduzca a cometer terribles crímenes.

En casos de feminicidios, especialistas piden no confundir la maldad con enfermedad mental

La violencia contra la mujer es un tema que no se debe normalizar. En medio de los casos de feminicidios, como el de Steffany Barranco,una pregunta que muchas preguntas se hacen es si los feminicidas padecen de algún tipo de condición o enfermedad que los lleva a cometer esos horribles crímenes.

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La respuesta es no. La gran mayoría de los feminicidas son personas mentalmente sanas, que no sufren un trastorno mental, de personalidad o que no están bajo la influencia de sustancias.

Se trata de personas que pueden decidir hacerlo o no. Otra situación es que tengan patrones de comportamiento y pensamiento violento. Aquí el mensaje es claro: no se puede confundir maldad con enfermedad.

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Y es que considerar a las personas violentas como enfermos mentales es una idea frecuente, pero equivocada. Este pensamiento indulta a muchos culpables y condena a inocentes.

La gran mayoría de los pacientes no son agresivos, no son violentos y no andan perpetrando feminicidios de este estilo”, indico José Fernando Muñoz Zúñiga, neuropsiquiatra y psicoanalista.

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>>> En contexto: ¿Cuáles son los rasgos de un potencial feminicida? Así podrá reconocerlos

Según los especialistas, pensar que los violentos tienen enfermedades mentales estigmatiza a los individuos que día a día luchan con este tipo de condiciones.

Sin embargo, existen casos excepcionales en los que las personas con enfermedad mental pueden volverse agresivas. Se trata de una minoría de pacientes quienes, sin el tratamiento adecuado, pueden desconectarse de la realidad, tal como en el caso de la psicosis.

“La mayoría de quienes cometen feminicidios no son psicóticos, no tienen síntomas graves que obstruyan la capacidad de juicio. Por ende, ante la ley deben responder en consecuencia”, agregó Muñoz.

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No se puede confundir maldad con enfermedad.

Por su parte, Mario Danilo Parra, psiquiatra, habló de una masculinidad tóxica: “A veces es de cierta forma apoyada por algunos grupos sociales y esto hace pensar, por ejemplo, que los hombres no lloran, que los hombres no pueden demostrar sus sentimientos o que los hombres tienen el poder sobre las mujeres y que pueden usar la violencia como una forma legítima de poder sobre las mujeres. Están las personas que son normalmente violentas en el ámbito familiar, con su pareja o hijos. Ellos no demuestran comportamiento que pueda ser sospechoso fuera de su casa. En otra categoría, las personas son violentas y tienen problemas a nivel social”.

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Patrones de comportamiento y pensamiento que pueden ser el resultado de múltiples factores, tales como la crianza, el maltrato y rasgos de personalidad.

Así haya un trastorno de personalidad diagnosticado o el acto violento se cometa bajo la influencia de sustancias, no se exime de responsabilidad. Aunque no siempre es fácil identificar, los especialistas hablan de señales de alarma.

Que se perciba que la otra persona es manipuladora, que miente, que da versiones distintas a unos o a otros. Que no asume la responsabilidad de los hechos, que trata de poner cargas en otros, que no respeta límites interpersonales, físicos y verbales”, acotó Muñoz.

Por lo general, quien tiene una enfermedad mental suele pensar primero en hacerse daño a sí mismo que a otra persona.

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