Facilitar el contacto de la madre con el recién nacido en sus primeras horas de vida es tan solo una de las tareas que los profesionales de la enfermería cumplen para garantizar el éxito de la lactancia materna, una práctica que, además de proporcionar un alimento rico en nutrientes, salva vidas y genera una conexión natural con el amor.
Con su conocimiento y experiencia, enfermeras, enfermeros y auxiliares juega un papel fundamental en la promoción de esta práctica en diferentes etapas, ya que tienen la posibilidad de compartir con las madres consejos, técnicas de amamantamiento, extracción y conservación de la leche materna; así como identificar, evaluar y ofrecer soluciones a las dificultades que puedan presentarse durante el proceso de amamantamiento, tales como: mastitis, grietas en el pezón, congestión mamaria, entre otras.
Desde la preconcepción y gestación hasta el postparto, el personal de esta área de la salud puede acompañar de manera decidida el fomento de la lactancia materna con una actitud empática frente a la madre, el padre, el recién nacido y todo su círculo cercano, favoreciendo prácticas que permitan el éxito del amamantamiento.
Ese acompañamiento marca la diferencia frente al compromiso de las familias y la sociedad con la lactancia materna y, de paso, con la protección de la niñez.
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