El coronavirus COVID-19 no solo ha dejado dolor y tristeza en millones de familias en el mundo, sino muchas secuelas en quienes salen airosos de este mortal virus. Una de las alertas para saber si ha sido contagiado es la pérdida del olfato y el gusto que luego, para muchos, es difícil recuperar.
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Es el caso de Pilar, una enfermera a la que el COVID-19 afectó el pasado mes de junio. Se recuperó, pero las secuelas se quedaron. Hoy el gusto y el olfato no han vuelto totalmente.
“Ha sido tedioso para mí, no lo he podido recuperar del todo. En una ocasión me comuniqué con la EPS después de no recuperarlo luego de los 15 días que daban y me dijeron que aproximante tres meses, cuatro meses. Ya van casi siete meses y no he presentado mayor mejoría”, asegura.
En su casa trata de sobrellevar esa situación que le ha cambiado la vida. “No percibo los sabores como antes, las comidas, es muy diferente el sabor”, expresa Pilar
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¿Por qué pasa esto?
El otorrinolaringólogo Alberto Peña explica que “el COVID se localiza ahí detrás de la boca, detrás de la nariz, por eso hacen la prueba PCR ahí, nos produce una inflamación de las estructuras nerviosas que están ahí localizadas y al estar inflamadas no pueden transmitir adecuadamente al cerebro sus mensajes”.
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Para aquellos afectados por esta secuela del virus existen terapias que les pueden a ayudar a recuperarse, con productos que se encuentran en casa como laurel, clavos de olor, chocolate y café.
Es el tratamiento que el médico Javier Ospina les da a sus pacientes, varios que llegan a su consultorio buscando recuperar el gusto y el olfato.
“Más o menos la mitad de los pacientes se han recuperado en las dos primeras semanas y 80 y 90 por ciento en dos meses, sin embargo, existe un 10 por ciento, es de decir, uno de cada 10 pacientes, que no lo recuperan completamente”, indica Ospina.
Estas secuelas del COVID-19, dicen los expertos, da en pacientes con casos leves de coronavirus y su recuperación puede tomar hasta seis meses en algunos casos.
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Ospina señala que el tema puede llegar a ser muy frustrante para quienes lo padecen.
“Incluso algunos de estos pacientes pueden dejar de comer porque no les sienten ningún sabor a las comidas y, paradójicamente, otro grupo de pacientes puede comer mucho más que antes porque están buscando satisfacer esa falta de sabor con comer más”, dice.
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“Pero una herramienta que podemos utilizar todos, que es muy sencilla, es buscar aromas que tenemos usualmente en nuestras casas, chocolate, café, laurel, condimentos y tratar de olerlos durante 20 segundos dejando un tiempo de espera entre cada uno de estos aromas y esto hacerlo dos veces al día”, sugiere.