Vendedores deben proteger los productos con vitrinas, campanas plásticas, mallas metálicas o plásticas, y hacer cursos para manipular higiénicamente la comida.
Adicionalmente esos requisitos, según la resolución 2674 de 2013, los comerciantes tienen que usar delantal y gorro, no utilizar anillos, aretes ni pulseras y mantener limpio el perímetro de su puesto.
Cuando consume comida contaminada, usted puede padecer desde una intoxicación leve hasta problemas que pongan en peligro la vida, en especial la de niños, personas mayores y aquellos que tienen defensas débiles.
Puede sufrir, por ejemplo, salmonella, que produce cuadros de dolor abdominal y diarrea; E. coli, que puede llevar a insuficiencia renal; hepatitis A o botulismo, que causa insuficiencia respiratoria.
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En Estados Unidos estas enfermedades tienen como resultado 128 mil hospitalizaciones y 3 mil muertes al año.
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Ratas, heces y agua de charco: repugnantes hallazgos en puestos de comida callejeros Pero no solo hay riesgo en la calle, en la casa también se expone con algo tan inofensivo como un trapo o una tabla para cortar de madera, pues esta alberga hasta un 200% más de bacterias que el asiento de un inodoro.
Es clave el lavado a diario de los trapos de cocina, cambiarlos regularmente, no mezclar el de secar la loza con el de los alimentos o el de las manos, si es posible use toallas desechables.
En cuanto a la tabla, compre una que no sea de madera sino de silicona o plástico, que son más fáciles de limpiar y desinfectar. Cámbielas cuando estén desgastadas y sea difícil limpiarlas.