Más de 700 millones de pesos, de los recursos de salud de los colombianos, se perdieron por cuenta de la expiración de los lotes.
En 2015, el Fondo Nacional de Estupefacientes compró más de 280.000 unidades para abastecer por dos años a todas las clínicas y hospitales, muy por encima de lo que, según la Contraloría, es el consumo anual, que llega a 72.000 unidades.
“Hicimos, incluso, gestiones de donación de productos con el propósito que se evitara al máximo el vencimiento. si uno mira un medicamento normalmente no se puede vender cuando ya le quedan menos de tres meses de vida útil, inclusive con seis es difícil vender”, explica Andrés López Velasco, nuevo director del FNE, que hizo el descubrimiento.
Sobreproducción de este producto no solo trajo pérdidas millonarias, sino un alto riesgo de tener de sobra una droga que pudo caer en el mercado negro de los estupefacientes.
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