Una nueva publicación científica vuelve a poner sobre la mesa la polémica práctica del ayuno intermitente. El estudio fue realizado en Estados Unidos con más de 20.000 adultos a lo largo de más o menos ocho años.
Los investigadores concluyeron que quienes hicieron ayuno de 16 horas tuvieron un riesgo 91% mayor de muerte por enfermedad cardiovascular que quienes no restringieron los horarios de las comidas. Son claros en explicar, eso sí, que aún se requiere más investigación y que no se puede definir una asociación directa.
Restringir la alimentación requiere un método de tiempo definido porque no es para toda la vida, saber qué se come para evitar complicaciones, por ejemplo, nutricionales, y también un plan para desmontarlo. Ayunar no es un juego, no es una moda y mucho menos guiada por influenciadores.
Según el estudio, ¿qué afectaciones podría tener la persona que practica el ayuno intermitente?
El ayuno intermitente sin evaluación médica, nutricional e incluso psicológica puede resultar peligrosa. Recientemente, en una conferencia de la Asociación Americana del Corazón se presentó el estudio con resultados negativos para las personas que tienen esta práctica.
“La información que nos da no es alentadora, muestra unos efectos negativos en salud cardiovascular. Hay varios temas que analizar desde el punto de vista científico-epidemiológico que, aunque es una muestra importante, habla de correlación, más no hay causalidad”, señaló Olga Lucía Pinzón, nutricionista dietista del Hospital Universitario Nacional.
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Faltan más estudios, pero, si este resultado se llega a confirmar, la famosa dieta se convertiría en un riesgo para la salud. Por eso se pide a las personas no subestimar el tema, ni guiarse por recomendaciones informales que abundan, por ejemplo, en redes sociales.
Ayunar tiene indicaciones médicas y nutricionales claras. “Por ejemplo, se ha utilizado en adultos en obesidad; de pronto, personas que están dentro de un tratamiento que requieren una recomposición corporal”, puntualizó Pinzón.
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Sin plan y seguimiento, el ayuno trae riesgos, empezando por deficiencias nutricionales, problemas gástricos e inmunológicos. También sentimientos como la culpa o la frustración e, incluso en condiciones preexistentes, el ayuno puede alterar el efecto de los medicamentos.
La nutricionista es clara en afirmar que “no está recomendado el ayuno intermitente en niños menores de 12 años, adolescentes con un peso adecuado, mujeres embarazadas, adultos mayores y pacientes con patologías específicas. Pacientes oncológicos deben tener una indicación, conocer el tipo de cáncer, el tipo de tratamiento. En enfermedad gastrointestinal no lo estamos utilizando y, por ejemplo, en enfermedades cardiovasculares, en diabetes, no está indicado”.
El reto para no caer en los riesgos de la dieta de moda es entender que nada reemplaza una alimentación saludable y que hacer cambios drásticos es insostenible en el tiempo y, además, peligroso.