La anorexia es una condición frecuente que se presenta en uno de cada 100 adolescentes en el mundo, no obstante, la cifra podría ser más alta. Esta enfermedad es un trastorno alimenticio complejo que puede tardar en ser diagnosticado y tratado, lo cual acarrea un deterioro de la salud física y mental.
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Durante mucho tiempo, María José Rincón llevó lo que ella creía que era una vida saludable, pero su relación con el ejercicio y la comida llegaron a extremos que hicieron prender las alarmas: “Es una voz dentro de tu cabeza todo el tiempo que prácticamente te está controlando las 24 horas del día y es como una batalla diaria”, aseguró la joven, que se encuentra en un tratamiento contra la anorexia.
Para ella, se volvió normal no comer, no salir con sus amigos y evitar los cumpleaños. “Se volvió normal que en mi cumpleaños no me pudiera comer un pastel por el miedo, no es normal tenerle miedo a la comida”, señaló.
Además, las consecuencias físicas empezaron a ser evidentes y detrás de todo estaba la anorexia, un trastorno de la conducta alimentaria que no discrimina y que afecta más a jóvenes entre los 12 y 25 años. “Un día simplemente estornudé y, por la fuerza del estornudo, tuve una parálisis. Prácticamente me lesioné una vértebra”, recordó María José.
De acuerdo con la psicóloga Juanita Gempeler, este trastorno afecta más a mujeres que hombres, aunque cada vez se ha ido incrementando en número de pacientes masculinos con esta enfermedad.
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“De cada diez mujeres con anorexia hay seis hombres enfermos, pero lo que tenemos claro es que afecta más a las mujeres y en esto inciden factores de corte genético y de corte constitucional; también factores de rasgos de personalidad”, sostuvo la médica.
Para María José Rincón, la anorexia tiene una raíz importante en los estándares impuestos por la sociedad: “Estamos en una sociedad en la que estamos acostumbrados a opinar del cuerpo de las personas y especialmente nosotras las mujeres tenemos una exigencia social”, aseveró.
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Según la joven, esta condición la llevó incluso a sentir miedo de querer comer: “No es un capricho, no es una moda, no es una tendencia, es una enfermedad”.
La anorexia puede tener diferentes manifestaciones, muchas de ellas sutiles, como evitar la comida, aislarse socialmente y tener sentimientos de culpa al comer, entre otros.
“Eso también puede llevar de alguna u otra manera a que la persona contemple el no seguir con su vida. Aparte de eso también hay otros marcadores físicos como el constante frío, la debilidad, el cansancio y los problemas del sueño”, señaló Laura Cruz, psicóloga clínica.
Aunque confiesa que fue difícil, María José buscó ayuda profesional: “Al principio estaba en una negación completa. Yo decía no, eso no es conmigo, yo no tengo eso, pero al final es enfrentarte contigo mismo y reconocerlo. Ese es el primer paso y es el más difícil, reconocerlo y aceptar que necesitas ayuda”.
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Actualmente, la joven lleva un año de tratamiento integral, asiste cuatro veces por semana a terapia y recibe el apoyo incondicional de su familia: “Ellos asisten a mi tratamiento también, están muy involucrados, en el tratamiento se les dan muchas pautas y muchas directrices para que ellos me apoyen cuando no esté en la clínica”.
Buscar ayuda a tiempo hace la diferencia, pues se pueden evitar muchas complicaciones y secuelas de los trastornos de la conducta alimentaria. Perder el miedo, hablar y entender que es una condición real, permite que muchas personas, como María José, vuelvan a tener una buena calidad de vida.
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