Kevin Foncheta es enfermero del hospital Santa Clara de Bogotá . Ahora más que nunca extraña a su familia y en especial a su hijo, a quien no ve de manera presencial desde hace un año pues prefirió arrendar un apartamento y estar aislado a arriesgar un contagio de las personas que más ama.
“Mi hijo tiene cinco añitos, es bastante pequeño; para él es muy difícil comprender aun lo que está pasando. Le dije que me iba de trabajo, que tenía que alejarme unos meses porque la situación es difícil, pero él no lo comprendió muy bien, me dijo que no se quería alejar de mí”, explica Kevin.
En el Hospital Santa Clara, Kevin está en la primera línea de lucha contra el COVID-19.
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En esta zona de combate médico también están personas como Patricia, cuya labor es tan fundamental como la de los médicos. Ella es una de las encargadas de la limpieza del hospital.
“Yo entro directamente a tener contacto con el virus. Con mi protocolo bioseguridad yo entro a recoger la sangre, la orina, los residuos biológicos del paciente como tal”, explica Patricia.
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Además, hay otras funciones claves como la de Martha, quien trabaja como guarda de seguridad en el hospital Santa Clara y tiene todos los días contacto con pacientes COVID-19.
A ellas dos, como a Kevin y como al personal de primera línea de atención, la vida les cambió con la pandemia.
Añoran los abrazos que dejaron de dar y recibir a sus seres queridos.
“Ya uno llega y no hay abrazo o beso. Ya no están las ansias de abrazar a la mamá sino que tienen que esperar un momento en una habitación, y ya yo hago lo pertinente, todo el protocolo de seguridad y ahí si poderme reunir con mi familia”, dice Martha.
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Por eso ellos ven como una esperanza la vacuna. Los tres serán inmunizados esta semana con las dosis que llegaron hoy al país.
“Hay felicidad total, felicidad total. Un orgullo bastante alto y me enorgullece ser uno de los primeros en recibir la vacuna y yo sé que con eso voy a poder tener contacto con mi familia”, cuenta emocionado Kevin.
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“Feliz, demasiado, no solamente por mí y por mis hijas, sino por mis compañeros porque a diario compartimos con esto, todos somos seres humanos”, añade Martha.
“Es una gran noticia no solamente para mí, sino para todo el mundo. Si me están viendo les aconsejo que lo tomen en serio, que se vacunen como lo voy a hacer yo porque si yo estoy bien, estoy sana, mi familia también está bien”, asegura Patricia.
Kevin, Martha y Patricia hacen parte de los miles de héroes que en estos momentos se paran frente al riesgo para salvar vidas.
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Junto a ellos se espera que sea vacunado todo el personal médico y las personas mayores de 80 años en la primera etapa del plan de vacunación.