Colin Greenway, un árbitro de fútbol de 63 años, era un querido miembro de la comunidad deportiva de Swaffham, en Reino Unido, que falleció tras llegar de lo que serían unas vacaciones
soñadas en Chipre. Su situación de salud desmejoró cuando adquirió una bacteria tras consumir agua embotellada en el extranjero y fue sentenciado cuando el hospital al que asistió le dio una fórmula errónea.
El árbitro de fútbol viajó junto a su familia a la pequeña ciudad de Peyia para visitar una villa vacacional que una tía poseía en la zona. Mientras estaban de vacaciones, 5 de las 7 personas del grupo se enfermaron después de consumir agua.
Tras volver a casa, y sintiéndose mal, decidió buscar ayuda médica, por lo cual fue admitido en el hospital Queen Elizabeth, al este de Inglaterra, donde, según relató el Eastern Daily Press, se descubrió que había contraído una infección por campylobacter.
También conocida como campilobacteriosis, esta infección puede causar diarrea, dolor abdominal, fiebre, náuseas y vómitos. Aunque en la mayoría de los casos se mantiene controlada, hay ocasiones en las que se requiere una atención médica para ser tratada.
Regularmente, este tipo de infecciones bacterianas suelen adquirirse por la inadecuada cocción de alimentos como las carnes de aves, productos sin pasteurizar o aguas no tratadas que hayan tenido contacto con heces de animales infectados.
El medio local aseguró que el profesional que trató al adulto mayor en el hospital solo le recetó la mitad de la dosis habitual para la infección y, tras una aparente mejoría, terminarían dándolo de alta.
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Sin embargo, esto le terminaría pasando factura, pues 4 días después de estar fuera del hospital fue encontrado muerto por sus hijos mientras reposaba encima de su cama. Al parecer, una embolia pulmonar acabó con su vida.
Sue Greenway, esposa del fallecido y médica retirada, cuestionó la dosificación del medicamento que le fue recetada a su pareja, enfatizando que su mayor preocupación es que, si ella no tuviera conocimientos en el área, "nada de esto habría salido a la luz".
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La forense del área, Yvonne Blake, reveló un informe en el cual destacó su preocupación por el caso, debido a que este tipo de atención puede poner en riesgo a los pacientes que acuden a dicho recinto asistencial.
Destacó que varios errores en la cadena de verificación de la prescripción terminó en la muerte del árbitro de fútbol y nadie quería asumir responsabilidades.
Frente a ello, Govidan Raguraman, vocero del hospital, expresó que enviaban sus condolencias a la familia Greenway ante la pérdida de su patriarca y aseguró que se está adelantando una investigación interna del caso para esclarecer lo ocurrido.
"Todo mi mundo terminó cuando él murió", comentó Sue, quien destacó que lo que más le dolía era que, por culpa del centro médico, su esposo no podrá conocer a su nieta, quien nacerá en pocas semanas.
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