Han proliferado una serie de teorías sobre la inmunidad de rebaño como estrategia para el COVID-19 y hasta la Casa Blanca dijo recientemente que apoyaba la medida. El tema tiene en alerta a los científicos.
La inmunidad de rebaño, colectiva o de grupo consiste en que la gente se contagie libremente, que el virus circule sin control y se propague hasta infectar a un número importante de personas: a un 60-70% de la población.
Se espera que todas esas personas desarrollen defensas naturales y si supuestamente la mayoría tiene inmunidad, pues ya no sería tan fácil que el virus siguiera transmitiéndose. Eso suena fácil, pero tiene un costo de vidas y económico muy alto.
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Eso funciona con vacunación masiva, la gente desarrolla defensas y se controla la transmisión de una enfermedad: esa mayoría protege a los pocos no vacunados y no infectados, pero esto no funciona con la infección natural y menos con un virus del cual ni siquiera sabemos si produce defensas a mediano y largo plazo. Recuerde que se siguen reportando reinfecciones.
“Para lograr esta inmunidad de rebaño tendremos que tener muchas personas infectadas o contagiadas con el coronavirus, lo cual puede ser peligroso e inclusive contraproducente porque muchas personas van a tener que morirse por el coronavirus para poder alcanzar esta inmunidad de rebaño. Es por esto que éticamente esta estrategia es muy cuestionable”, dice José Oñate, presidente de la Asociación Colombiana de Infectología”.
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La OMS ha sido contundente: esta estrategia no es ética ni científicamente correcta . También se han pronunciado decenas de científicos de diferentes partes del mundo.
Los estudios hechos hasta ahora demuestran que solo un 10% de la población mundial se ha contagiado, así que todavía quedan muchos susceptibles que, expuestos libremente al virus para alcanzar ese 60% de inmunidad de rebaño, se traduciría en 77 millones de muertes.