El deterioro de la salud mental
está llegando a niveles preocupantes, ya que un estudio revela que cada día, en promedio, se registran 9 suicidios en Colombia. Las cifras, que corresponde a Medicina Legal, indican que entre enero y mayo de 2023, 1.260 personas se quitaron la vida, cifras que incluyen a niños menores de 9 años.
Niños
- De 5 a 9 años: 1 caso
- De 10 a 14 años: 41 casos
- De 15 a 17 años: 80 casos
Adultos
- 18 a 19 años: 73 casos
- 20 a 24 años: 176
- 25 a 29 años: 148
- 30 a 34 años: 122
Carolina Jurado, psicóloga y coordinadora del programa de inclusión del Politécnico Gran Colombiano, es una de las autoras del libro ‘Orientaciones en salud mental y discapacidad psicosocial para el sistema de educación superior colombiano’, realizado junto al Ministerio de Educación, y explica cómo se puede ayudar a quienes atraviesan por situaciones difíciles. Recalca que “nunca hay que minimizar” lo que vive el otro.
Según la doctora, las cifras de suicido en Colombia muestran “lo que nos había anticipado la cuarta ola de la pandemia, que fue un catalizador impresionante para todos los temas de salud mental, que expone los factores de riesgo que tiene la población en salud mental y que nos obliga a fortalecer y potenciar los factores de protección de cara a la salud mental de nuestra comunidad”.
Sobre los casos en la población de 18 a 30 años, la experta señala que este grupo “está en unos procesos madurativos a nivel cerebral importantes, todo el sistema ejecutivo del individuo termina de madurar hacia los 25 años, entonces tenemos una población que cerebralmente está en unas posiciones de vulnerabilidad importantes y que adicionalmente afronta transiciones en su vida: la escolar, la educativa y la laboral, y unos contextos donde la no generación de rutas protectoras hace más probable que se presente y exponga a los problemas de salud mental”.
Señales de alerta
De acuerdo con la doctora Jurado, hay que estar atentos a cambios en los patrones habituales de conducta, si la persona se ve desmotivada o si se ve más agresiva o irritable. “Podemos identificar en qué momento esto deja de ser un episodio y se vuelve más una constante en el día a día del individuo”, precisa.
Añade que, pese a no ser profesionales en salud mental, como amigos, familiares o compañeros, “puedo ser quien levante la mano por la persona que está viviendo una situación difícil, que se está enfrentando a un tema o a un elemento puntual que está alterando su dinámica y acompañarlo en la activación de rutas o ser yo quien active la ruta distrital, departamental, gubernamental o institucional para generar ese acompañamiento de manera oportuna, no esperar”.
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“Preguntar: ‘¿te puedo ayudar de alguna manera?, ¿pasa algo?, ¿te puedo acompañar?’”, sugiere.
La experta insiste en que “tenemos que optimizar los mecanismos y estrategias a nivel salud para acompañar de manera oportuna y eficiente estos cambios en la conducta, y estas intenciones nunca minimizarlas, nunca decir ‘eso no es para tanto, usted se está sobreactuando, hay gente peor’. Nadie sabe qué está sintiendo el individuo que tiene al frente y no somos quién para decir ‘es grave o no es grave, es importante o no es importante’. Eso será un proceso que elaborará la persona que está viviendo la situación”.
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