El mundo entero avanza en investigaciones de diferentes medicamentos para el tratamiento delCOVID-19 y, aunque al comienzo de la pandemia varios como la Ivermectina parecían buenos candidatos, hasta ahora la mayoría no han mostrado seguridad ni eficacia.
“Hay más o menos 50 estudios, ensayos clínicos controlados de Ivermectina, registrados en las bases de datos de ensayos clínicos de todo el mundo, que van a empezar a arrojar evidencias muy pronto, nos va aclarar la duda de si sirve o no, el llamado es a esperar esta evidencia, que está en evaluación mediante estudios de alta calidad”, dijo Iván Flórez, médico epidemiólogo de la Universidad de Antioquia, quien trabaja para el Cochrane Colombia, un centro que presta el servicio de epidemiología clínica y salud pública.
A pesar de la falta de evidencia, muchos han recomendado el uso, por ejemplo, de la ivermectina; lo que expone a quienes la consumen a riesgos para la salud.
Ni pacientes ni médicos ni gobernantes deben caer en el desespero de tomar medidas aun no probadas, coinciden los expertos.
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“Todo medicamento que aparezca como una luz de esperanza y el afán de recomendar algo lleva a muchos a prescribir sin esperar la evidencia que demuestre que sí o que no sirve. La segunda es que el COVID-19 es una enfermedad que ha generado pánico y eso hace que las cosas se realicen más rápido y que no demos tiempo pensar críticamente y que la información se disemine más fácil en redes”, indicó.
Pero la Ivermectina no es la única sustancia de la que se abusa.
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“La lista no es corta, tenemos desde aspirina, anticoagulantes, micronutrientes como el zinc, melatonina, antibióticos, tratamiento para el VIH, el plasma convaleciente, que es de uso en clínica”, dijo Flórez.
El llamado es claro: paciencia y sensatez.
Solo un grupo de medicamentos llamado corticoides ha mostrado efecto en pacientes gravemente enfermos y su uso debe realizarse bajo criterios clínicos y paraclínicos puntuales para evitar efectos adversos.