En diálogo con Noticias Caracol, Gustavo Petro habló de las protestas que se han desatado en Colombia en las últimas dos semanas.
El senador dijo que él no indujo a la gente a salir a movilizarse y que “el gobierno de (Iván) Duque es débil porque perdió el apoyo popular”, lo que lo llevó a “usar las armas, el fusil y la violencia”, en vez de dialogar con los jóvenes que están movilizándose en todo el país.
Esta es la entrevista con Gustavo Petro:
¿Cuál es su diagnóstico de estas dos semanas de protestas?
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Es un fiasco la política económica del país, a partir del 2019 se tomaron unas decisiones completamente erradas por meterse en un libreto de ortodoxia económica neoliberal que todos los gobiernos del mundo abandonaron ante el COVID. En el 2019, antes del COVID y ante la caída de los precios del petróleo, la respuesta que dan Duque y Carrasquilla, en lugar de transitar a una economía productiva, como lo había sugerido yo, es aumentar la rentabilidad de las empresas petroleras y carboneras vía una disminución de impuestos, que se extiende al sector financiero y a otras grandes corporaciones del país y eso provoca una desfinanciación del Estado.
Y lo que se le ocurre a Duque y Carrasquilla ante el incremento del déficit fiscal, porque es obvio, pues desfinanciaron el Estado en el 2019 y sobreendeudaron al Estado en el 2020, entonces se les ocurrió hacer una reforma tributaria poniendo impuestos a la comida y al hecho de trabajar, entonces estalló la sociedad.
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¿Un proceso social que no solamente tiene esa realidad de la pobreza y la desigualdad, o es también un tejido social permeado por una ideologización que se ha dado a partir de esa polarización y de esa sensibilidad política en la que ha estado inmerso el país en los últimos años?
Quienes están ideologizados son los miembros del Gobierno, excesivamente, el equipo que maneja al país, la fuerza pública. Ha existido todo un esfuerzo desde que hicieron una purga a través de la operación bastón de oficiales del Ejército y de la Policía afines al acuerdo de paz. Entonces transformaron esa cúpula casi que en un brazo armado del Centro Democrático, lamentablemente. Le quitaron a la fuerza pública su carácter de nacional y la han venido reformando, sin resistencia de mucha gente de esas instituciones, en un cuerpo político armado. Ahí hay una ideologización estúpida, porque estas tesis que hicieron correr de la revolución molecular disipada, que es voltear el posmodernismo en una lectura neonazi, nunca lo había visto en el mundo, pero la he descubierto. Es una estupidez intelectual y con eso es que están trabajando.
Ante la presencia de multitudes, que es un hecho en el mundo, nuevo, entonces responden con una estrategia de guerra es una imbecilidad.
¿Usted si cree que esas teorías se han convertido en práctica, han ido profundizando el actuar de la fuerza pública?
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¿Qué le pasa a un policía de base? A ese agente de Policía no le han enseñado qué significa la tal revolución molecular disipada, él lo que tiene en su cabeza es que jamás ascenderá a teniente, capitán, general. Su carrera policial está cerrada por una forma de organización de la fuerza pública elitista. Él no tiene perspectivas para cuidar a su familia ni de educación. Le han enseñado que es el actor de una guerra contra las drogas y él se enfrenta en el barrio popular a creer que está en la guerra. ¿Y cuál es el enemigo? El joven, consuma o no consuma, pero él cree que sí, entonces viene el hostigamiento, el raqueteo, el calabozo, llevar la niña al CAI, los excesos, los golpes y se van acumulando unas pasiones dentro del territorio que enfrenta una especie de guerra anónima entre juventudes civiles contra juventudes uniformadas. Eso estalla en las convocatorias.
¿Estamos enfrentados a un encuentro entre ese agente de Policía que desconoce la forma de tramitar un conflicto urbano frente a estos jóvenes desempleados marginales de las ciudades?
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Son dos jóvenes, el que va en la moto uniformado y el que va escapando de los disparos. En ambos hay dos mentalidades construidas: la del policía que no tiene futuro y el joven tampoco. Al Gobierno le importa un comino qué le pase al joven que está corriendo y al joven que está uniformado detrás. Si es necesario, por el exceso, se lleva al joven uniformado a la cárcel. Y si el joven uniformado mató al joven de civil, le importa un comino.
Mucha gente piensa que Petro es el que ha armado esto, el que está diciendo que tienen que salir a las calles.
Yo no hice la reforma tributaria. Yo le dije a Duque que no la presentara. En el 19 les dije que esa reforma no le servía al país porque la desfinanciaba. En el 2020 yo propuse una política social diferente frente al COVID, hablamos de renta básica, hablamos de emisión, lo que dije es que esa emisión que dedican a la banca privada la dediquen a las familias que tienen hambre y a la pequeña y mediana industria, eso no se llama populismo, eso hicieron en Estados Unidos. Trump hizo eso.
Cuando presentaron la reforma tributaria en 2021 les dije cómo se les ocurre ponerle a un país que tiene hambre un impuesto a la comida…
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Se desató el estallido y entonces yo soy el culpable, porque me quieren ver como el actor de la violencia.
Quien es el actor de la violencia es el gobierno. A mí la violencia me puede sacar del país, me puede poner en una tumba.
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El señor Duque quiere la violencia, Uribe quiere la violencia. Entre más caos para ellos, mejor. ¿Por qué? Porque obtienen dos resultados políticos: a través del miedo siempre han obtenido los votos, miedo a las FARC, miedo a Chávez, miedo a Maduro, miedo al comunismo, miedo a los jóvenes. Pero ahora hay que tenerle miedo a la juventud. Entonces sobre esa base de la zozobra, más gases, disparan desde helicópteros, dejan que los policías disparen a mansalva en las manifestaciones, violan niñas, violaciones hay, les quitan los ojos a decenas de jóvenes, dejan que ese paramilitarismo que ellos mismos labraron dentro de la clase media y pudiente del país salga a disparar contra jóvenes que simplemente están pidiendo un derecho a vivir. Ese caos generado por el Gobierno les da réditos políticos. Ellos están usando eso para ganar las elecciones de 2022. Si no les funciona, puede el sector más radicalizado y fundamentalista; el uribismo -que es puro fascismo- quiere un golpe de Estado.
Si el Gobierno está débil, si estamos en un momento así de difícil, ¿por qué esta estrategia la estarían diseñando desde el mismo Gobierno?
La debilidad de un Gobierno o fortaleza se mide por el apoyo popular, que es diario, no de las elecciones que pasaron. Ese apoyo popular determina si un gobierno es fuerte o débil. El gobierno de Duque es débil porque perdió el apoyo popular, el uribismo perdió el apoyo popular, son débiles. Esa debilidad los lleva a usar las armas, el fusil y la violencia. Los gobiernos más débiles son los que más fusiles usan, los gobiernos más fuertes son más democráticos, pueden hablar con una sociedad que los quiere.
Podría fortalecerse si el gobierno de Duque se quita la máscara de la extrema derecha y admite un diálogo con esos jóvenes barriales. ¿Esa juventud qué le plantearía? Queremos educación, queremos salud en nuestros barrios, queremos que nuestra familia no se muera de hambre. Podría haber políticas públicas para eso.
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¿Su mirada es de oposición, es de construcción, cree en la posibilidad de diálogo nacional?
Lo que propongo a las juventudes barriales de Colombia que están movilizadas hoy es que se organicen. Asambleas, delegados con sus agendas, logren coordinaciones por ciudad y finalmente una coordinación nacional que esté en capacidad de tener unos puntos e interlocutar con el poder. Si queremos salidas positivas hay que hacerlo.
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¿Qué le aconsejo a Duque? Se fortalece si negocia con esas juventudes. El diálogo es para pactar, es un pacto, significa un contrato. Girará en materia como la educación pública, como la política anticovid, como la salud pública y eso implica una nueva política social.
¿En ese camino usted podría ser mediador o se mantiene en la oposición?
Yo no soy oposición, soy alternativa de poder. Oposición de acuerdo a la ley de oposición son los partidos con personería jurídica que deciden ser oposición, yo ni siquiera pertenezco a un movimiento con personería jurídica porque no me lo permitieron.
Desde esa perspectiva, primero, no puedo reemplazar a la juventud en una interlocución con el gobierno, sería antidemocrático, sería oportunista. Si queremos construcción democrática positiva en Colombia es esa juventud y el Gobierno.
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Puedo vigilar el pacto que se haga entre ellos, puedo vigilar que se cumpla como congresista que soy. Y si llego a ser gobernante de este país lo cumplo.