Tras cumplirse 5 años de la firma del acuerdo de paz con las FARC, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, habló en Noticias Caracol sobre el estado de la implementación de lo firmado y su visión de lo que le falta para avanzar.
Advirtió que el acuerdo de paz con las FARC avanzará, siempre y cuando haya justicia y sanciones a los responsables de graves delitos, cometidos durante el conflicto armado.
Aquí el diálogo con María Alejandra Villamizar y Juan Roberto Vargas, de Noticias Caracol.
Noticias Caracol: Después de estos días, de estos encuentros, ¿el país está encaminado hacia la paz?
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António Guterres: Yo creo que hay todas las razones para estar optimista sobre el futuro de Colombia. Estuve aquí hace 4 años, antes de la campaña electoral, y vi una profunda división. Hoy siento que el conceso en favor de la paz está mucho más alargado que lo que estaba hace 5 años y hay progresos importantes que se han hecho en el desarrollo de la implementación del acuerdo de paz, sabiendo que hay muchas dificultades, retrasos en ciertas áreas, sabiendo que siguen problemas de violencia serios en el país, pero la visión global es positiva y, como siento que hay un consenso alargado en la sociedad colombiana para la paz, yo estoy muy optimista sobre el futuro.
Noticias Caracol: Usted escuchó víctimas, excombatientes, expresidentes, presidente, a las cabezas del sistema integral para la paz, ¿cuál es el testimonio que va a tener en su mente, en su corazón?
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A.G: El sufrimiento es algo que siempre nos despierta un sentimiento profundo de solidaridad y es verdad que aún hay en la sociedad colombiana muchas fuentes de sufrimiento. Sufrimiento de víctimas, sufrimiento de familiares de aquellos que han sido asesinado, sufrimiento de las comunidades indígenas en ciertas áreas del país donde no hay los servicios públicos adecuados y donde los grupos armados hacen confinamientos, asesinatos y otras cosas. Hay sufrimiento en el país y ese sufrimiento merece nuestra solidaridad, pero lo que cuenta es que se están creando, espero, las condiciones para progresivamente enfrentar ese reto. Encontré en las autoridades con las que hablé -el presidente de la República, los jefes militares, de la Policía - y me expresaron un compromiso fuerte de hacer todo para reducir la violencia.
N.C: Usted dijo: “El objetivo de la paz es evitar que haya enemigos en la sociedad, pero desafortunadamente hay enemigos de la paz”, ¿quiénes son? ¿cuáles son?
A.G: Enemigos de la paz son los grupos armados que están cometiendo crímenes horrendos y admito que algunos sectores de la sociedad que, por intereses distintos, no están interesados en la implementación de los acuerdos de paz. Pero el más grave, el más serio y el más importante es hacer todo para terminar la violencia y para no dar margen a los grupos armados que siguen amenazando, esos son peores enemigos de la paz.
NC: ¿Cómo transitar a una paz rentable políticamente para que no haya temor entre los políticos y entre los colombianos para seguir apostándole?
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Yo creo que la paz es cada vez más positiva desde el punto de vista político y de la posición de los responsables políticos. Yo creo que si alguien quisiera destruir el proceso de paz pagaría un precio político muy fuerte hoy en la sociedad colombiana.
NC: ¿Qué decirle a los que aún dudan del modelo de justicia transicional?
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A.G: Hay un compromiso de cooperación para permitir la aceleración del proceso. Como saben, la justicia transicional permite formas de sanción por reparación: trabajando durante años a favor de la comunidad o para las personas que fueron víctimas, y para aquellos que no cumplen un conjunto de condiciones hay la justicia tradicional. En ambos casos vi una clara voluntad de crear los mecanismos, que tienen alguna complejidad porque es una experiencia nueva, que permitan acelerar el proceso de justicia transicional. Y es muy importante que el pueblo empiece a ver personas que tienen una sanción, porque eso da una idea de que no va a haber impunidad.
NC: ¿La verdad va a ser una batalla por conquistar?
A.G: Hoy tuve una reunión muy conmovedora, me sentí muy emocionado con un grupo de víctimas, víctimas en distintas situaciones, y ellas tienen que estar en el centro de todo esto, son las víctimas lo más importante. Yo creo que en las conversaciones que tuve con ellos, lo que más era importante para ellos era la verdad. Me quedé muy impresionado con eso, pensé que sería un deseo de venganza (o algo así), pero no, es la verdad: ‘queremos saber la verdad’, ‘queremos saber dónde están’. Sentí esa enorme importancia de la verdad para que haya una verdadera reconciliación de la sociedad. Es verdad, justicia, retribución, no repetición, todos estos elementos son esenciales y hay que combinarlos.
N.C: ¿Qué lecciones deja la pandemia?
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A.G.: (Estoy) muy preocupado, porque no hay solidaridad suficiente en el mundo. Lo que pasó con las vacunas es el ejemplo de eso. Tampoco hay una coordinación efectiva entre los estados y vemos un sistema en el que las vacunas era, en primer lugar, acumular al máximo, después vivimos un periodo de nacionalismo: vacunar, después uno de diplomacia, pero lo que se necesitaba era un plan global de vacunación para toda la gente lo más rápido posible.
N.C: ¿Cómo está la democracia en el mundo?
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A.G: Yo creo que la democracia, que es importante preservar, enfrenta hoy retos nuevos. Los sistemas de comunicación han cambiado mucho y los procesos políticos no han cambiado suficiente. Tenemos la polarización de la sociedad, los partidos políticos tradicionales tienen cada vez más dificultad de afirmación, tenemos divisiones profundas en sociedades democráticas, hay desinformación. Yo creo que hay que hacer un gran esfuerzo por las instituciones del Estado y por la sociedad civil, para reforzar los mecanismos de participación, de diálogo, de restablecimiento de confianza en las sociedades democráticas para que la democracia, que es un sistema difícil, pero el único en el que podemos vivir en libertad, triunfe siempre en el mundo.