Tras 4 años de mandato como presidente de El Salvador, Nayib Bukele busca la reelección para la contienda que se llevará a cabo este 2024. El salvadoreño ha sido centro de atención durante los últimos años debido a su radical forma de enfrentar la violencia entre pandillas. Pese a que, hasta la fecha, ha logrado disminuir de forma significativa la tasa de homicidios, el gobierno de Bukele ha recibido duras críticas por parte de grupos de derechos humanos.
La megacárcel de El Salvador, oficialmente llamada Centro de Confinamiento del Terrorismo, CECOT, es una prisión de máxima seguridad ubicada en Tecoluca, San Vicente. Es la prisión más grande de América Latina y tiene capacidad para 40.000 reclusos. La prisión fue construida por el gobierno del presidente Nayib Bukele como parte de su plan para combatir la violencia de las pandillas en el país, objetivo que dio cumplimiento para la reducción de un 60%, frente al 2022, según SWI Swissinfo.
Pese a las cifras anteriores, la construcción de la megacárcel ha sido duramente criticada por grupos de derechos humanos, dado las condiciones en las que tendrían a los prisioneros.
La cárcel ocupa un área de 165.900 metros cuadrados, 700 metros de largo y 237 metros de ancho, lo que podría llegar a ser aproximadamente 6 estadios de fútbol. La prisión está dividida en 8 pabellones, cada uno con capacidad para 4.000 reclusos. Los módulos están separados por muros de concreto de 12 metros de altura. La prisión también tiene instalaciones de seguridad, con 19 torres de vigilancia, sensores de movimiento y cámaras de seguridad.
¿Cuáles son las pandillas que actualmente alberga la megacárcel de Bukele?
Actualmente, la cárcel alberga alrededor de 12.000 detenidos, señalados de pertenecer a las pandillas más peligrosas de El Salvador, como lo son:
- Los Maras Salvatruchas o MS – 13
- Barrio 18 Sureños
- 18 Revolucionarios
Después de 7 meses de funcionamiento, el equipo de Noticias Caracol logró ser el primer medio en ingresar al centro penitenciario. El pabellón que el gobierno permitió visitar fue el número 3, una zona donde aseguran que duermen los prisioneros más peligrosos, aquellos que en algún momento fueron enemigos a muerte.
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El módulo consta de 32 celdas, cada una con 65 prisioneros. Cabe resaltar que, no cuentan con cobijas, almohadas o colchones, sin embargo, tienen algunas jornadas de entrega de medicamentos.
“Las celdas no tienen sistema de luz artificial, está más elevado. Los privados de la libertad no tienen contacto con ningún interruptor eléctrico y no es necesario en el día tener luz artificial. Tenemos visibilidad total. Todas esas recomendaciones a nivel internacional, en las que el privado de la libertad, en el contexto del encierro, puede subsistir con las necesidades básicas”, dijo el director de la cárcel.
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Los reclusos que lograron hablar para Noticias dijeron que cuentan con dos contenedores de agua para bañarse y dos inodoros por celda.
Gran parte de ellos lee biblias para poder pasar el tiempo, dado que no tienen permitido las visitas por parte de sus familiares, ni sitios diseñados para el esparcimiento. Lo único a lo que pueden acceder es a 20 minutos de ejercicio dentro del mismo pabellón.
“No hay régimen de visitas. Ninguna clase de visita. Las salas de audiencia tienen un monitor, hacemos el enlace y si el juez autoriza en este lugar se enlaza la llamada es la garantía de que se les revisa el debido proceso. Todo preso ha pasado por acá”, complementó el director.
Por otro lado, Andrés Guzmán, el colombiano comisionado para los derechos humanos en El Salvador, aseguró que las visitas al centro penitenciario se realizan de manera periódica con el objetivo de revisar el estado y las condiciones en las que se encuentran los prisioneros; “Revisamos que estén bien, que tengan atención médica. Buscamos que tengan una buena situación, buenas condiciones. Las necesidades son básicas, temas de escobas, traperos, a veces no les llega lo que sus familiares les envían, estamos revisando protocolos”.
Los reclusos están sujetos a un estricto régimen de seguridad. No se les permite salir de sus módulos y solo se les autoriza tener contacto limitado con el mundo exterior.
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El gobierno de Bukele ha defendido la prisión, argumentando que es necesaria para combatir la violencia de las pandillas en el país.
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