Esta semana sorprendió la declaración del presidente Iván Duque, quien dijo que si la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez renuncia, designaría como su reemplazo a una mujer.
Expertos constitucionalistas y congresistas le recordaron que esa elección la hace el Congreso en forma libre y que el presidente no puede formalmente postular candidatos.
El senador Roy Barreras fue más allá e incluso propuso a los Partidos Liberal y Cambio Radical que se unieran con la oposición y eligieran un vicepresidente independiente.
Aunque la propuesta de Barreras es teóricamente posible, seguramente no tiene ninguna viabilidad política.
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Solo una vez en la historia no se ha respetado el guiño presidencial para designar su potencial reemplazo: fue en 1993, cuando Juan Manuel Santos se hizo elegir designado sin contar con el beneplácito de César Gaviria, entonces presidente.
De cualquier manera, esta vez el presidente Iván Duque tendrá que hacer más trabajo político porque el Partido Conservador, con el apoyo del expresidente Uribe, ya se metió y dijo que debería ser una conservadora.
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Lo dicho por Uribe se entendió como una desautorización al nombre de María Paula Correa, que es la candidata que el presidente Duque quisiera.
Si finalmente el pulso lo ganan los conservadores, todos los caminos conducen a Ángela Ospina de Nicholls, quien no es muy conocida pero tiene relaciones familiares que a veces en la política colombiana pesan mucho: es consuegra de Andrés Pastrana y nieta del expresidente Mariano Ospina Pérez.